CHINA, 10 de noviembre 2021.--- Heihe, ciudad china fronteriza con Rusia, ofreció más de 15 mil 500 dólares a quien dé pistas
para detectar el origen de su último brote de COVID-19, como parte de una "guerra popular" por erradicar el coronavirus.
Autoridades de la ciudad norteña de Heihe dijeron que ofrecerían 100 mil yuanes (15 mil 500 dólares) como recompensa por información, ante el golpe que sufre por el alza de los contagios COVID-19.
Y es que China reportó el martes 43 casos locales como parte de un pequeño brote provocado por la variante delta del virus en 20 provincias y regiones.
Mientras el mundo levanta las medidas restrictivas, Pekín insiste en mantener su estrategia de cero COVID que le ha permitido tener bajos números de contagios, gracias a estrictos cierres fronterizos, confinamientos focalizados y extensas cuarentenas.
"Para detectar la fuente de este brote del virus lo antes posible y detectar la cadena de transmisión, es necesario librar una guerra popular de prevención epidémica y control", dijo el gobierno municipal.
Las autoridades señalaron que los casos de contrabando, caza ilegal y pesca transfronteriza deben ser reportados inmediatamente y que quien compra bienes importados en línea los debe "esterilizar inmediatamente" y enviarlos a prueba.
Con la nueva ola de contagios, millones de personas fueron puestas en cuarentena y se endurecieron las reglas para los viajes internos.
Un foco de contagio en la provincia central de Henan fue vinculado a las escuelas, con lo que las autoridades sanitarias urgieron a acelerar la vacunación de niños.
Más de 3.5 millones de dosis de vacunas han sido aplicadas a niños de 3 a 11 años, según datos oficiales.
China tiene cinco vacunas con aprobación condicional, pero sus tasas de eficacia, que oscilan entre 50% y 82%, son inferiores a las de marcas rivales como Pfizer-BioNTech y Moderna.
La agencia noticiosa oficial Xinhua fustigó a los críticos de la política china, señalando que "las medidas estrictas de contención son la mejor forma de salvar vidas", y calificó los esfuerzos de Pekín como "incuestionables".