ESPAÑA, 9 de FEBRERO 2022.-- Las cifras de basura sanitaria generadas durante la pandemia son desorbitantes. Los deshechos mal gestionados también afectan a la salud,
porque exponen a los trabajadores sanitarios a posibles lesiones por pinchazos de agujas, quemaduras y microorganismos nocivos, a la vez que repercute en las comunidades que viven cerca de vertederos y lugares de eliminación incorrecta de residuos debido a la contaminación del aire, la mala calidad del agua o las plagas portadoras de enfermedades
Así lo afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS) que estima que la mayor parte de las 87.000 toneladas de equipos enviados por la ONU para proteger al personal médico se han convertido en desechos.
En su análisis, destaca que la acumulación de esta basura sanitaria supone una enorme presión a los sistemas de gestión de desechos sanitarios alrededor de todo el mundo.
Se estima que la mayor parte de este material ha acabado como basura.
A eso hay que añadir vacunas, pruebas, mascarillas y otros materiales.
Fuera de las iniciativas llevadas a cabo por la ONU, «los números son aún más inabarcables», afirma esta organización de Naciones Unidas.
De acuerdo con su boletín informativo, el estudio de la OMS se efectuó en base a las aproximadamente 87.000 toneladas de equipos de protección personal adquiridos entre marzo de 2020 y noviembre de 2021 y enviados a los países a través de una iniciativa conjunta de emergencia de las Naciones Unidas.
Se estima que la mayor parte de este material ha acabado como basura sanitaria.
Los autores del informe desvelaron que el envío de más de 140 millones de kits de pruebas podría llegar a generar otras 2.600 toneladas de residuos no infecciosos (principalmente plástico) y 731.000 litros de residuos químicos.
Y el suministro de los más de 8.000 millones de dosis de las vacunas habría producido 144.000 toneladas de residuos adicionales en forma de jeringuillas, agujas y cajas de seguridad.
Los autores señalan que estas cifras sólo proporcionan una estimación inicial de la magnitud del problema y que no tienen en cuenta ninguno de los productos adquiridos fuera de la iniciativa de la ONU, ni los residuos generados por el público, como las mascarillas médicas desechables.
Basura sanitaria
Aunque como destaca el doctor Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización, es absolutamente vital proporcionar a los trabajadores sanitarios los equipos de protección personal adecuados, pero al mismo tiempo, “también es vital garantizar que se puedan utilizar de forma segura sin afectar al medio ambiente circundante».
Para lograrlo, la organización destaca la necesidad de disponer de sistemas de gestión eficaces que incluyan orientaciones para el personal sanitario sobre qué hacer cuando ya se han usado los equipos y los productos sanitarios.
Sin embargo, la realidad del reciclaje de los desechos en los recintos hospitalarios dista de ser óptima.
En la actualidad, el 30 % de los centros no están equipados para gestionar las cargas existentes de residuos sanitarios, y mucho menos la cantidad adicional que genera la COVID-19. Esta cifra aumenta al 60 % en los países menos desarrollados.
Para la la directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización, María Neira, la Covid «está forzando al mundo a reconocer las lagunas y los aspectos desatendidos» de la basura sanitaria y la forma en que producimos, utilizamos y desechamos nuestros recursos sanitarios, «desde la cuna hasta la tumba»,
En este sentido, Neira ve necesario llevar a cabo un cambio significativo a todos los niveles en la forma en que gestionamos el flujo de residuos sanitarios tanto a nivel mundial como “hasta las plantas de los hospitales”.
En su opinión, esta transformación es “un requisito básico de los sistemas de atención sanitaria inteligentes desde el punto de vista climático, a los que muchos países se comprometieron en la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y, por supuesto, de una recuperación saludable de la COVID-19 y de la preparación para otras emergencias sanitarias en el futuro”.
Algunas recomendaciones
Entre las recomendaciones del informe de la OMS que recoge el citado boletín figuran el uso de:
Embalajes y transportes ecológicos
Equipos de protección personal seguros y reutilizables (por ejemplo, guantes y mascarillas médicas)
Materiales reciclables o biodegradables
También aconseja invertir:
En tecnologías de tratamiento de residuos que no requieran incineración
En logística inversa que apoye el tratamiento centralizado e inversiones en el sector del reciclaje para garantizar que los materiales, como los plásticos, puedan tener una segunda vida