España, 02 de julio 2023—El verano y las vacaciones nos invitan a dejar aparcada la rutina que seguimos en
casa. Pero los excesos calóricos, el consumo de alcohol o las comidas abundantes en grasas y las exóticas muy especiadas pueden pasar factura a nuestra salud digestiva.
Estas alteraciones en nuestra salud digestiva durante el verano se traduce en problemas gastrointestinales como estreñimiento, diarrea, acidez, reflujo gastroesofágico o indigestiones.
“Para prevenirlas, los alimentos ricos en fibra y las frutas y verduras no deben desaparecer de nuestra dieta, sin renunciar por ello a disfrutar de la gastronomía local. Y tampoco debemos dejar de seguir practicando ejercicio con cierta frecuencia: siempre es posible ir a pasear por la playa o el monte, nadar o, incluso, comenzar una nueva actividad deportiva para la que nunca teníamos tiempo”, aconseja Julio Maset, médico de la compañía farmacéutica Cinfa.
Según el especialista, “si probamos nuevas gastronomías, cambiamos de clima y alteramos nuestros horarios de sueño y comidas, nuestro sistema digestivo puede verse afectado. Además, es posible que viajemos a un país exótico, lo que incrementa las posibilidades de alteraciones digestivas”.
Otra amenaza para nuestra salud digestiva en verano es contraer una intoxicación alimentaria por consumir alimentos en mal estado o agua (y hielo) no potabilizada y sufrir la conocida como diarrea del viajero, un problema que aparece cuando se viaja a países con condiciones higiénicas precarias y que está provocado por una bacteria, virus o parásito.
“En la mayoría de los casos no reviste gravedad porque, por lo general, el cuerpo acaba acostumbrándose a las nuevas condiciones ambientales, pero puede dar al traste con nuestras vacaciones”, advierte el doctor Maset.
::: Diez consejos para cuidar de tu salud digestiva en verano :::
1. Continúa tomando frutas y verduras en abundancia. El estreñimiento es un compañero habitual de viaje, por lo que, en vez de relajarte en la dieta, trata de consumir más alimentos ricos en fibra como las frutas y verduras, salvo que viajes a un país con medidas de higiene dudosas.
2. Mantén horarios regulares de comidas. Contribuye a que la interrupción de las condiciones ambientales y tus rutinas habituales no sea tan abrupta, lo que facilitará al sistema digestivo adaptarse a los cambios.
3. Evita las comidas copiosas y la excesiva ingesta de grasa. En verano, son comunes las celebraciones y las comidas largas y con abundancia de grasas. Procura compensar con una cena ligera. El calor y las comidas al aire libre también son fuente de posibles intoxicaciones alimentarias.
4. No abandones la actividad física. Si no es posible continuar con tu ejercicio habitual, trata de practicar el deporte o actividad que te permita la zona donde estás pasando tus vacaciones: desde un paseo por la playa, correr al aire libre o recurrir al gimnasio del hotel. De esta manera, contribuirás tanto a un mejor tránsito intestinal, como a un mejor balance entre ingesta y consumo de energía y evitarás volver a casa con algunos kilos de más.
5. Bebe líquido de manera abundante. Más que nunca en las vacaciones estivales, recuerda ingerir como mínimo dos litros de agua al día para mantener tu organismo hidratado. Te ayudará tanto a hacer frente al calor como a evitar problemas intestinales como el estreñimiento.
6. Toma agua embotellada y evita las bebidas con hielos. En destino exóticos, opta siempre por agua embotellada. Asegúrate de que la botella está precintada o de que la abren delante de ti. Café e infusiones puedes tomar, ya que se elabora con agua hervida previamente. Los refrescos embotellados también son bebidas recomendables pero sin cubitos de hielo, ya que estos pueden contener bacterias o virus al estar hechos con agua del grifo.
7. No tomes frutas sin pelar en los países en vías de desarrollo. Tampoco ensaladas, verduras y carnes o pescados crudos o poco cocinados. Igualmente, evita el marisco, mayonesas, cremas y leche o derivados que no ofrezcan garantías sanitarias suficientes; restringe el consumo de productos de pastelería y helados, porque su conservación puede no ser la apropiada, y procura no consumir alimentos de puestos ambulantes, ya que no suelen reunir las garantías suficientes.
8. Incluye en tu botiquín antidiarreicos y laxantes. Consulta a tu farmacéutico o médico de cabecera sobre cuáles son más adecuados para tu viaje. En el caso de que suelas padecer acidez estomacal o sufras enfermedad por reflujo gastroesofágico, lleva también antiácidos o tu medicación habitual para este problema.
9. No abuses del alcohol. Con el calor y las vacaciones somos más propensos a ingerir alcohol. Su consumo retrasa la digestión, incrementando la posibilidad de acidez y pesadez, además de ser una fuente de calorías en grado elevado.
10. Consulta la necesidad de vacunarte si viajas a un país exótico. Entre las vacunas aconsejadas para muchos destinos se suelen encontrar la de hepatitis A o la fiebre tifoidea, ambas transmisibles por alimentos o agua y, según el destino, la de cólera. Consulta en el centro de vacunación internacional de tu comunidad autónoma, con al menos un mes de antelación. Algunas vacunas requieren varias dosis o un tiempo previo suficiente.