España, 20 de julio 2023--El botulismo de transmisión alimentaria es una enfermedad inusual y grave
producida por la bacteria Clostridium botulinum que, en entornos pobres en oxígeno, produce toxinas de alta mortalidad y se origina por el consumo de alimentos que no se han procesado adecuadamente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En España se ha producido un brote de botulismo de transmisión alimentaria, con cinco casos confirmados hasta el momento y otros dos en estudio, asociado al consumo de tortillas de patata precocinadas y envasadas, distribuidas por el Grupo Palacios que ya las ha retirado del mercado por precaución.
Tres de los casos han requerido tratamiento en cuidados intensivos.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha pedido a las comunidades autónomas que verifiquen la retirada de los productos afectados.
El director de la Agencia de Seguridad Alimentaria, Sanidad Ambiental y Consumo de Asturias, José Ignacio Altolaguirre, ha llamado a la tranquilidad porque se trata de una enfermedad “muy, muy, infrecuente” generalmente asociada a conservas caseras mal procesadas y en algunos casos a embutidos, pero “nunca” a tortillas envasadas, de forma que este brote es algo “muy inusual”, ha precisado.
Según la OMS, se trata de una intoxicación poco usual causada generalmente por la ingesta alimentos contaminados con neurotoxinas muy potentes, las toxinas botulínicas, que se forman en alimentos contaminados.
Las esporas producidas por la bacteria Clostridium botulinum son termorresistentes ampliamente difundidas en el medioambiente, que en ausencia de oxígeno germinan, crecen y excretan toxinas.
Los síntomas del botulismo de transmisión alimentaria
Las toxinas botulínicas son neurotóxicas, es decir, afectan al sistema nervioso. El botulismo de transmisión alimentaria se caracteriza por una parálisis flácida descendente que puede producir insuficiencia respiratoria.
Los síntomas iniciales incluyen fatiga intensa, debilidad y vértigo, seguidos generalmente por visión borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar. También puede haber vómitos, diarrea e inflamación abdominal, pero no fiebre o pérdida de consciencia.
La enfermedad puede causar debilidad en el cuello y los brazos y afectar posteriormente los músculos respiratorios y de la parte inferior del cuerpo.
Los síntomas no son provocados por la bacteria, sino por la toxina que ella produce. Por lo general se manifiestan entre 12 y 36 horas después de la ingesta (con un plazo mínimo de cuatro horas y un máximo de ocho días).
La incidencia del botulismo es baja, pero la tasa de mortalidad es alta si no se realiza un diagnóstico precoz y se dispensa con urgencia el tratamiento adecuado (antitoxina y atención respiratoria intensiva). La enfermedad puede ser mortal en el 5 a 10% de los casos, según datos de la OMS.