ESPAÑA, 12 DE ENERO 2024--Con el año nuevo son muchos los propósitos que nos ponemos por delante.
Cuidarse un poco más suele estar entre ellos y para eso es necesario mejorar la alimentación. Y este objetivo conlleva reducir la ingesta de azúcar, pero no del que se encuentra de forma natural en los alimentos sino el añadido. Puedes seguir una serie de consejos para conseguirlo.
Desengancharse del azúcar puede requerir de fuerza de voluntad pero no es imposible. La profesora de Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Diana Díaz Rizzolo conversa con EFEsalud sobre algunos consejos con el fin de dar las herramientas y conseguir el objetivo marcado para el año nuevo.
::: ¿Ha bajado el consumo de azúcar?
Según datos citados por esta universidad pertenecientes a la plataforma Statista, el consumo de azúcar aumenta a escala mundial pero en España, desciende (a excepción de 2020, año en el que estalló la crisis sanitaria de la covid).
Los datos citados por la UOC cifran en algo más de 145 millones de kilos de azúcar consumidos en España en 2021, por los 199, de 2013.
Según Díaz Rizzolo, quien matiza que los datos no están elaborados por la universidad, el descenso puede deberse a dos variables. Por un lado responde a una mayor concienciación de la población a la hora de modificar algunas conductas.
“Por fin estamos recuperando o recogiendo lo que ya hemos sembrado durante mucho tiempo. Gracias a los medios que nos habéis dado voz a los científicos y sanitarios que estamos trabajando para que el mensaje llegue. Aunque se sigue viendo que las cifras de consumo de azúcar añadidos son muy elevadas, aunque hayamos bajado ese consumo”, señala experta.
::: La doble cara del NutriScore
Y la otra de las variables responsables de este descenso, en opinión de Díaz Rizzolo, es sobre todo la implantación del semáforo nutricional -el NutriScore- en los productos alimentarios, que ha hecho que la industria reformule algunos de estos alimentos para obtener mejor puntuación “aún un poco alejado de lo que sería beneficioso”.
“Eso no hace que el producto tenga un cambio tan brutal como para decir que ha pasado de ser insano a ser saludable, pero sí que da esa falsa sensación de seguridad al consumidor, entonces tampoco estamos obteniendo un beneficio real a día de hoy, creo que la idea del Nutriscore, por ejemplo, es buena, pero necesitamos trabajar un poquito más”, reflexiona la profesora de la UOC.
::: Azúcar bueno y azúcar no tan bueno
La experta da algunos consejos para diferenciar el azúcar bueno del que no lo es. En este sentido señala que la clave para poder hacerlo es la palabra “añadido” ya que el que está naturalmente presente en los alimentos “nunca deberá ser una fuente de preocupación” en la población general. El ejemplo, las frutas y verduras.
Pero también todo tipo de fuente de carbihidratos como legumbres, cereales y derivados.
“Cualquier tipo de azúcar añadido es el que debe estar en el foco de nuestra preocupación y la preocupación es que la persona que escucha esa palabra o la lee entiende que implica la acción de añadir proactivamente algo. Lo que pasa es que no es la realidad. Muchas veces son productos que o no son dulces o no sabemos identificar el azúcar que contiene”, asegura la experta.
::: Y más problemas
El consumo de azúcares añadidos puede provocar infinidad de problemas de salud: sobrepeso u obesidad, aumento de triglicéridos y problemas de hígado graso, caries dentales, resistencia a la insulina o diabetes tipo 2. A su vez, esta última puede causar enfermedades cardíacas variadas.
¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando consumimos azúcar? Que segrega dopamina, pero tras su consumo, ocurre una bajada tan abrupta de esta hormona, que el cerebro quiere volver a ese estado de felicidad y quiere más.
Otra dificultad añadida es leer las etiquetas de los productos por el tamaño de la letra.
¿Y en qué debemos fijarnos a la hora de interpretarlas? Éste, para Díaz Rizzolo, es uno de los grandes retos de las políticas nutricionales porque “muchas veces se pone trabajo extra al consumidor” cuando, a su juicio, “realmente es un trabajo que deberían hacer las entidades gubernamentales con políticas mucho más duras, por ejemplo”.
::: Los otros nombre del azúcar
Uno de los consejos que resalta la profesora de la UOC es la importancia de conocer bajo qué otros nombres se oculta el azúcar.
“Los más utilizados serían la panela, el jarabe de cualquier cosa como de ágave o arce, la miel, la melaza, la maltosa, la maltodextrina, glucosa o cualquier concentrado de cualquier tipo de fruta también es igual a azúcar”, apunta.
Los consejos para reducir la ingesta de azúcar de la experta pasan por consumir el máximo posible de productos frescos y que una mínima parte sean procesados y como consumo muy ocasional o nulo, los ultraprocesados.
Todo ello porque con la ingesta de frutas, verduras, cereales y legumbres, se llega a los requerimientos máximos de azúcar diario, por lo cual, “el azúcar añadido siempre deberá ser el valor más cercano a cero posible”.
En cuanto al consumo de edulcorantes, Díaz Rizzolo considera que puede ser un paso intermedio para dejar el azúcar. La experta dice esto porque “muchas veces perpetuamos una conducta o un estilo de alimentación en el que no hemos reparado”.
::: No disfraces un alimento con azúcar
Y otro de los consejos que da la experta es evitar disfrazar con azúcar un alimento que no nos gusta.
“Si yo necesito añadirle azúcar a las fresas o a la naranja para poder comérmela es que igual no me gustan esas frutas. Entonces deja de consumir un producto que no te gusta su sabor natural, porque primero de todo, recordemos que no existe ningún alimento que por sí solo sea indispensable”, abunda.
Es decir, podemos dejar de consumir un alimento y no nos va pasar absolutamente nada. “Si dejamos de consumir un grupo de alimentos ya será otro problema”, añade.
También destaca la importancia de perpetuar los buenos hábitos en casa, sobre todo de cara a los más pequeños, de forma que aprendan las buenas costumbres alimentarias.