México, 12 de junio de 2024 ::: Aunque la mayoría de los cánceres de próstata se diagnostican entre los 65 y los 74 años,
hay algunos casos en los que aparece en varones más jóvenes, antes de los 40 años. La mutación genética germinal BRCA, entre otras, se convierte en el principal factor de riesgo en edades más tempranas.
El cáncer de próstata detectado en hombres jóvenes, antes de los 40 años, “es raro”, explica a EFEsalud la doctora Rebeca Lozano, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga médico del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.
Sin embargo, su incidencia aumenta a partir de esa edad, alcanzando su pico máximo entre los 65 y los 74 años.
Los datos del estudio SEER (Surveillance, Epidemiology, and End Results) del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos estiman que el porcentaje de nuevos casos de cáncer de próstata en hombres jóvenes de menos de 44 años entre 2011 y 2015 fue del 0,5 %. “Sin embargo, datos más recientes sugieren que la incidencia en varones jóvenes puede estar en ligero aumento”, señala la especialista
La oncóloga precisa, no obstante, que una de las limitaciones de este estudio “es la falta de información sobre qué parte del aumento de esta incidencia se debía a la realización de cribados masivos mediante PSA”, la prueba del antígeno prostático específico (PSA por sus siglas en inglés) que mide la presencia de esta proteína en sangre y cuya alteración puede ser o no un indicador tumoral, ya que puede dar lugar a falsos positivos.
“Durante años, el cribado de cáncer de próstata mediante niveles de PSA ha sido, y sigue siendo objeto de controversia”, recuerda la doctora ya que debe ir acompañado de otras pruebas diagnósticas, como técnicas imagen o una biopsia, para determinar la presencia de células malignas.
::: BRCA, una mutación de riesgo
El principal factor de riesgo para la aparición del cáncer de próstata en edades más jóvenes “es la presencia de alteraciones a nivel germinal en el gen BRCA2 o en otros genes implicados en la predisposición al cáncer como BRCA1, ATM, PALB2, MLH1, MSH2, o MSH6, entro otros”, afirma la doctora.
“La presencia de mutaciones germinales en BRCA2 -indica- es un factor independiente de mal pronóstico”.
La doctora Rebeca Lozano explica que hay datos que demuestran que pacientes portadores de estas alteraciones en BRCA2 sometidos a vigilancia activa (una de las opciones para tumores de bajo riesgo por clasificaciones convencionales) “tienen un mayor riesgo de sufrir una reclasificación hacia un grado histológico más elevado (y por lo tanto, más agresivo) con el tiempo y en comparación con pacientes que no presentan alteraciones en este gen”.
En los casos de cánceres de próstata con metástasis también existen datos que determinan que la presencia de alteraciones en BRCA2 está asociada a un peor pronóstico.
::: Una vigilancia más estrecha
Los varones portadores de estas alteraciones genéticas heredadas deben realizar el seguimiento de cribado pertinente a partir de los 40 años o 10 años antes del diagnóstico del cáncer de próstata más joven en su familia, aunque no existe un consenso estricto a este respecto.
“Se trata de adelantar las revisiones ya que se considera un factor de riesgo para una aparición a una edad más temprana”, incide la secretaria científica de SEOM.
Las pruebas a realizar deben incluir determinaciones de PSA, tacto rectal y resonancias magnéticas periódicas.
“Actualmente se están proponiendo enfoques alternativos para el cribado, incluyendo el uso de biomarcadores más específicos, como el test 4kscore (algoritmo que combina los biomarcadores PSA total, PSA libre, PSA intacto y la calicreína 2, junto a la información referente a la edad del paciente, tacto rectal, biopsias previas negativas, etc), los cuales pueden ayudar a reducir el sobrediagnóstico y la realización de biopsias innecesarias”, puntualiza.
Por tanto, insiste la doctora, los pacientes con historia familiar de cáncer de próstata portadores de alteraciones a nivel germinal “deben adelantar las revisiones” tanto en el Servicio de Urología como en la Unidad de Consejo Genético de los centros hospitalarios.
::: El tratamiento
El tratamiento de los cánceres de próstata en pacientes con alteraciones germinales BRCA2, en casos localizados, se basa en la cirugía y en la radioterapia, “pero no existen datos que apoyen que una estrategia sea mejor que otra”, señala la oncóloga.
Recuerda que son tumores más agresivos y pueden desarrollar antes metástasis en comparación con pacientes no portadores de estas mutaciones, por lo que “es fundamental realizar un seguimiento estrecho en estos casos”.
En la enfermedad metastásica, “actualmente sabemos que el tratamiento con inhibidores de PARP aumenta la supervivencia global de los pacientes portadores de estas alteraciones en BRCA2 y otros genes implicados en la reparación del ADN”.
“Por ello es fundamental -subraya- detectar la presencia de estas mutaciones, por las implicaciones que tienen no solamente en el manejo de estos pacientes, si no también en el asesoramiento de sus familias”.
Y, como se ha comentado previamente, “la vigilancia activa puede no ser la opción más adecuada en pacientes portadores de alteraciones germinales en BRCA2 con tumores de bajo riesgo”.
::: Cáncer de próstata, el más frecuente en varones
El cáncer de próstata es un tumor originado en las células que forman la próstata, una glándula del aparato reproductor masculino que produce una parte del semen.
Es el más diagnosticado en varones en España, al igual que en otros países de nuestro entorno, con una estimación de 30.316 nuevos casos en España este año, según el informe de SEOM “Las cifras del cáncer en España” de 2024.
También es el cáncer más prevalente en varones en España con una estimación de 259.788 casos, según el citado informe, de personas que lo padecen o lo han padecido.
Ocupa el tercer lugar como responsable del número de fallecimientos por cáncer en hombres en España, con una reducción de la tasa de mortalidad de forma progresiva. La supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados en el periodo 2008-2013 fue de 89,8 %, la más elevada entre los tumores más frecuentes.