5 hábitos que dañan tu microbiota sin que te des cuenta

Puedes estar comiendo saludable, tomando agua y durmiendo bien, pero algo no cuadra.

¿Inflamación? ¿Molestias digestivas? ¿Bajones de energía? Tal vez el problema no está en lo obvio… sino en lo invisible: tu microbiota intestinal. Y en el Día Mundial de la Microbiota, vale la pena detenernos a pensar en ese universo que llevamos dentro y que, aunque no lo veamos, influye en todo.
Aunque no lo pensemos a diario, llevamos un ecosistema microscópico formado por billones de bacterias, virus y hongos que habitan principalmente en el intestino. A esta comunidad se le conoce como microbiota intestinal y, aunque no la veamos, cumple funciones clave: participa en la digestión, regula las defensas, influye en el estado de ánimo y hasta impacta la calidad del sueño.
Pero este ecosistema es más frágil de lo que parece. Factores comunes como el estrés, el sedentarismo, una dieta baja en fibra o el uso frecuente de antibióticos pueden alterar su equilibrio y dar paso a lo que los expertos llaman disbiosis intestinal. ¿El resultado? Digestiones pesadas, inflamación, gases y cambios de humor. Incluso podrías desarrollar intolerancias nuevas o sentirte agotado, aunque duermas ocho horas seguidas.
Lo que no ves, pero te afecta.
Hay hábitos cotidianos que parecen inofensivos, pero que están dañando tu microbiota día con día. Tal vez te identifiques con alguno:
No consumir suficiente fibra. Es el alimento favorito de las bacterias buenas. Sin ella, la microbiota pierde diversidad y fuerza. Lo ideal es incluir frutas, verduras, semillas, legumbres y cereales integrales en tu día a día. Se recomienda consumir entre 25 y 35 gramos al día.
Moverte poco. El sedentarismo afecta la motilidad intestinal, debilita las defensas y hasta influye en tu estado de ánimo. No necesitas maratones, caminar 30 minutos, bailar o hacer yoga son formas reales de fortalecer tu salud intestinal sin darte cuenta.
Vivir en piloto automático, con estrés crónico. El estrés altera la flora intestinal y puede generar inflamación, ansiedad o fatiga constante. De hecho, más del 90 % de la serotonina, la llamada hormona de la felicidad, se produce en el tracto digestivo. Así que si tu digestión está en crisis, tus emociones probablemente también lo estén. Priorizar tu bienestar emocional es también una forma de sanar desde adentro.
Tomar antibióticos sin proteger tu intestino. Arrasan con bacterias malas… pero también con las buenas. Uno de los efectos secundarios más comunes es la diarrea asociada al uso de antibióticos, que puede presentarse incluso días después del tratamiento.
Saltarte comidas o comer a deshoras. Rompe los ritmos naturales del cuerpo, lo que afecta la digestión, el metabolismo y la salud hormonal.
¿Qué puedes hacer hoy?
Cuidar tu microbiota no es complicado, empieza con cambios sencillos. Añade fibra, descansa mejor, elige alimentos menos procesados y considera incluir probióticos en tu rutina. Si tu sistema digestivo ha pasado por periodos sensibles, como tratamientos con antibióticos, infecciones o cambios bruscos en la alimentación, es posible fortalecerlo con soluciones que favorezcan el equilibrio microbiano. Existen cepas específicas desarrolladas para llegar vivas al intestino y apoyar la recuperación de tu flora intestinal, ayudando a restablecer su diversidad y funcionalidad de forma natural. Una opción respaldada por la ciencia es el uso de Bacillus clausii, con sus cepas O/C, N/R, T y SIN que gracias a su resistencia natural, puede sobrevivir al ambiente ácido del estómago y actuar directamente en el intestino.
Una opción respaldada por la ciencia es Enterogermina®, de Opella, un probiótico a base de esporas que sobrevive al ambiente ácido del estómago y actúa directamente en el intestino, fortaleciendo tu microbiota desde adentro. Sentirse bien empieza desde dentro.

 

 

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