El contacto cercano o el uso compartido de sombreros o cepillos para el cabello, implica un riesgo para el contagio de los piojos. Los niños entre tres y once años y sus familias son más susceptibles a contraerlos.
Los piojos son insectos parasitarios sin alas que en la edad adulta miden casi lo que una semilla de ajonjolí, estos se instalan en las cabezas de los seres humanos y se alimentan de su sangre. Los huevos, llamados liendres, son aún más pequeños, casi como una escama de caspa.
Para detectar la aparición de dichos insectos, es importante poner atención a síntomas como: sensación de cosquilleo en el cabello, picazón frecuente e irritación al rascarse.
Para erradicarlos es necesario aplicar champú para matar a los piojos, en la cabeza de la persona y a sus familiares, ya que dichos insectos son altamente contagiosos.