Ivette Lira.
Existe un trastorno poco común que afecta principalmente a los hombres, su nombre es hemofilia, y es provocada por falta de actividad funcional de una de las proteínas o factores de coagulación que se encuentran normalmente en la sangre, como son el llamado factor VIII que da pie a la hemofilia de tipo A o el factor nueve que provoca la denominada “enfermedad de Christmas” o hemofilia B.
La hemofilia puede provocar sangrado prolongado o espontáneo, especialmente en las articulaciones, pero también en los músculos a nivel interno, señaló la doctora Dinora Aguilar Escobar.
Destacó durante un evento realizado para 300 niños que padecen dicha enfermedad, que con la atención y tratamiento adecuados, cerca de las 400 mil personas que la presentan en todo el mundo, podrían vivir saludablemente.
En cambio, sin tratamiento el paciente puede verse incapacitado a causa del dolor, presentar daño grave en las articulaciones, discapacidad e incluso muerte prematura.
UNA ENFERMEDAD HEREDITARIA La jefa del banco de sangre del Instituto Nacional de Pediatría señaló que el gen de la hemofilia se transmite del padre o la madre a los hijos como un rasgo recesivo ligado al cromosoma X. Si el padre padece la enfermedad, pero la madre no, ninguno de los hijos varones tendrá hemofilia, no obstante todas las hijas serán portadoras del gen.
Las mujeres portadoras de la hemofilia son capaces de transmitir el gen a sus hijos e hijas y cuando la madre es portadora y el padre no, cada hijo tiene el cincuenta por ciento de posibilidades de ser hemofílico y cada hija tiene el mismo riesgo de ser portadora.
Sin embargo, es posible que la mutación del gen ocurra espontáneamente, por lo que en el 30% de los casos no hay antecedentes familiares conocidos.
VARIOS TIPOS Cuando las personas con hemofilia sangran, no lo hacen en mayor cantidad o más rápido que una persona sin la enfermedad, lo que sucede es que sangran durante un periodo de tiempo más prolongado. El nivel de gravedad de los casos depende de la cantidad de factor de coagulación que se encuentre en la sangre.
Los niveles de hemofilia se clasifican en: leve, moderado y grave, las personas que padecen la última, habitualmente presentan sangrado frecuente en los músculos o en las articulaciones y ocurre sin causa aparente. Quienes padecen hemofilia moderada sangran con menor frecuencia, generalmente después de una lesión, no obstante puede también presentarla de manera espontánea. Por último, los pacientes con hemofilia leve regularmente sangran sólo como resultado de una cirugía o de una lesión muy importante, e incluso es posible que nunca presenten problemas de sangrado.
Aguilar Escobar subrayó que si bien los cortes sufridos en una cirugía o en un accidente pueden afectar a las personas con hemofilia, la mayor cantidad de sangrado por esta enfermedad ocurre internamente, en general en las articulaciones o los músculos.
Las articulaciones afectadas con mayor frecuencia son: rodillas, tobillos y codos; el sangrado repetido sin tratamiento oportuno puede ocasionar daño en el cartílago y el hueso, lo cual puede llegar a causar artritis crónica e incapacidad.
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