Deficiencia nutricional es la principal causa de deformidades en extremidades inferiores a edades pediátricas, como las rodillas que se juntan entre sí, formando una especie de X y piernas "charras" (rodillas separadas entre sí).
El especialista en traumatología del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Sergio Froylán Santiago Garnica, señaló que otras causas están asociadas a otras patologías como el desarrollo óseo anormal.
Así como daño al cartílago del nacimiento, ya sea de forma hereditaria o adquirida (enfermedad de Blount), fracturas que no sanan de manera adecuada o incluso algunas intoxicaciones que puede sufrir el infante con plomo o fluoruro, afirmó el experto.
Descartó que el uso de la andadera pueda predisponer a anomalías en las extremidades, no obstante se recomienda su uso en niños de un año en adelante, que es cuando el sistema óseo se encuentra más fortalecido.
Indicó que prácticamente la totalidad de infantes presentan cierto nivel de arqueamiento en las piernas, tras el nacimiento suelen registrar genu varo (piernas "charras") que puede ser más evidente entre el primero y segundo año de edad.
Alrededor de los dos o tres años, se presenta un alineamiento, sin embargo, entre los tres y cuatro años, se produce el geno valgo o piernas en X, una vez alcanzados los cinco años de edad, la forma de las rodillas y la postura de las piernas debe ya adoptar su forma normal.
Según la experiencia en la consulta de traumatología y ortopedia del Hospital General Regional (HGR) 180, nosocomio al que se encuentra adscrito, las piernas en X son más comunes en las niñas y "charras" es más frecuentes en los hombres.
Es importante, dijo, que los padres de familia estén atentos a las manifestaciones de ambas deformidades, si persisten después de los cinco años de edad, y si el pequeño tiende a caerse con frecuencia debido a que las rodillas ser rozan entre sí.
Añadió que la visita periódica al pediatra es indispensable para detectar oportunamente estos trastornos, de hecho debe darse por lo menos cada seis meses y de identificarse algún trastorno, el médico derivará al niño con el ortopedista pediátrico.
De hecho mencionó que si estas anomalías son detectadas de manera temprana, las probabilidades de recuperación son mayores.
En cuanto al tratamiento, indicó que se pueden proporcionar suplementos alimenticios para contrarrestar la deficiencia de vitamina D, en el caso de los niños con raquitismo.
Afirmó que si la afección es grave, se puede hacer uso de zapatos especiales, dispositivos ortopédicos o incluso férulas para intentar alcanzar la alineación de las rodillas, en casos más extremos, puede realizarse cirugía correctiva en la etapa de la adolescencia.