Resolver el problema de la obesidad se remite no sólo a recomendar un estilo de vida saludable con una dieta balanceada, incluye factores como la industrialización de los productos y hasta el medio ambiente en el que vivimos, afirma el doctor Raúl Bastarrachea Sosa.
El investigador del Departamento de Genética del Texas Biomedical Research Institute en San Antonio, explica que son varias las teorías e hipótesis que tratan de fundamentar la raíz de esta enfermedad, considerada un problema de salud pública.
"La teoría más aceptada de la obesidad es que la gente come de más, hace menos ejercicio, gasta menos calorías, por lo cual acumula grasa en exceso".
Sin embargo, señala, no se trata de cuestionar si realmente se desarrollan tratamientos tanto individualizados como en materia de salud pública apropiados y con resultados, porque el problema es que cada día hay más casos de obesidad.
En entrevista expone que cada persona está constituida por aproximadamente 20 mil genes que codifican o mandan mensajes en forma de proteínas para generar efectos fisiológicos.
En ese sentido, describe en qué consiste el estudio de Genética de las Enfermedades Metabólicas en México (GEMM). "A los pacientes les tomamos muestras de ADN antes y después de ingerir alimentos, para buscar quién está en riesgo de enfermarse de diabetes o del corazón por tener problemas para metabolizar la comida".
Y es que el metabolismo de los mexicanos, subraya, tiene su particularidad, está un poco más predispuesto a acumular grasa y esa predisposición puede desencadenar enfermedades como la diabetes o la arterioesclerosis.
El doctor Bastarrachea Sosa considera que una de las causas principales de obesidad es que la actual es una sociedad industrializada, altamente sedentarizada, por necesidad no por gusto, y expuesta a comida alta en grasa, en calorías, fácil de obtener y muy barata.
Otro factor, indica, es que se prescriben día a día millones de medicamentos alrededor del mundo, como los antidepresivos. "Mientras la eficacia del medicamento es curar algún tipo de enfermedad, sus efectos secundarios hacen que el paciente coma más, al comer más hacen que aumente la grasa".
Otra hipótesis para el desarrollo de la obesidad son las enfermedades virales, como el caso del virus llamado H-36. "Cuando infecta a animales como los pollos, comparado con sus controles de calidad, aumentan más de grasa y esto se refleja en el consumo humano".
El doctor, graduado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yucatán señala que por eso es necesario aclarar que el problema no está en la alimentación, sino en qué personas al ingerir alimentos son susceptibles a enfermarse.
"Necesitamos caracterizar genéticamente, buscar las mutaciones de genes en la población que causan estas enfermedades. Es aquí donde se debe invertir más dinero en investigación".
Por ello establece que tomando en cuenta que la obesidad es un asunto de salud pública, se deben cambiar los hábitos alimenticios de los mexicanos y de manera paralela complementarlo con información para pacientes que tienen este problema genético-biológico. Además de difundirlo de manera general a toda la sociedad, "esté o no esté enferma".
Dice que no hay que olvidar que de la obesidad se derivan una serie de enfermedades como la "devastadora" diabetes, todas las enfermedades de las arterias, además de que incide en cáncer de próstata en hombres y de mama en la mujer y también padecimientos en el sistema respiratorio por exceso de grasa.
En la actualidad, Bastarrachea labora en protocolos de investigación relacionados con los aspectos moleculares y genómicos de obesidad, diabetes tipo 2 y alteraciones de los lípidos.
Comenta que para concientizar a la gente sobre los problemas que genera la obesidad, se requiere una estrategia de educación adecuada donde se expongan todas sus aristas. "No se puede culpar a un sólo producto, que se diga que hay exceso en consumo de pastas, refrescos o comida alta en grasa, va a generar un cambio de hábito en las personas".