En México se estima que los costos de atención por paciente con obesidad y sobre peso se ubican en un rango de entre 700 y tres mil 200 dólares anuales, cuando puede prevenirse la enfermedad con un diagnóstico oportuno, alternativas culinarias y actividad física.
María Eugenia Ramírez, coordinadora de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, expuso que el costo de atención a esta enfermedad y sus complicaciones es equivalente a entre cinco y 14 por ciento del gasto en salud.
En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que para prevenir esta enfermedad, y con el diagnóstico oportuno, existen alternativas culinarias sanas y económicas que se deben complementar con la práctica de actividad física.
"Niños, adolescentes y adultos deben evitar el consumo de comida frita, bebidas azucaradas y golosinas. No se trata de satanizar los productos procesados, sino de adquirir buenos hábitos", planteó.
En ocasión del Día Mundial de la Alimentación, este 16 de octubre, la coordinadora de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la FES Cuautitlán subrayó que los hábitos saludables se fomentan en el hogar.
El principal es no “saltarse el desayuno, la comida más importante del día, al constituir el aporte fundamental de nutrientes para hacer nuestras actividades”, explicó.
Recomendó un desayuno equilibrado, contrario a la práctica común de tomar atole y tamales, mezcla de almidones con grasa que el cuerpo no metaboliza rápido y se acumula con facilidad en el abdomen. Una alternativa es preparar productos con proteína, como ensaladas de atún o sardinas.
Respecto a los niños, mencionó que para nutrirse en forma adecuada requieren refrigerios que incluyan frutas con cáscara, barras de amaranto, emparedados con ensalada de atún, huevo, quesos frescos, aguacate, frijoles, porciones de verduras cocinadas y agua de sabor sin azúcar.
Sobre los adultos, mencionó que llevar alimentos desde casa representa la mejor alternativa para cuidar la salud y el bolsillo. "Sólo es cuestión de organizarse para preparar menús saludables y no comer en la calle", señaló.
Para los menores, recomendó fomentar el hábito de consumir nopales, zanahorias, pepinos, jícamas, acelgas, espinacas, calabazas, jitomate, amaranto, semillas, nueces, almendras y fruta seca, alternativas más sanas y económicas que una pizza, galletas altas en azúcar o sopas instantáneas.
Además, “en la escuela o lugares de trabajo permanecemos sentados. Para evitar el sedentarismo debemos levantarnos por lo menos cada hora, subir escaleras y caminar. Necesitamos movernos, activar nuestro metabolismo”.