Cuidar tu corazón y cerebro, diferencia entre la vida y la muerte

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Cuando una persona sufre un infarto cerebral o embolia, el tiempo que transcurre para llegar al hospital puede hacer la diferencia entre la vida o la muerte. Por eso, es importante solicitar atención médica inmediata dentro de las tres primeras horas del inicio de los síntomas, ya que existen más posibilidades de reducir la discapacidad del paciente y fomentar su recuperación.

Lamentablemente, cada año 15 millones de personas en el mundo sufren un evento vascular cerebral (EVC), de las cuales 5 millones fallecen y otra cifra similar queda discapacitada debido a la falta de Imágenes integradas 1reconocimiento de signos y síntomas como fuerte y repentino dolor de cabeza, desviación de la boca, debilidad en un brazo o una pierna o dificultad para hablar.

Un infarto cerebral es producido por la interrupción del flujo sanguíneo debido a un coágulo (isquémico) o por la ruptura de un vaso dando lugar a un derrame (hemorrágico), y aunque ambos casos pueden presentarse tanto en hombres como en mujeres, su incidencia es mayor conforme avanza la edad, la cual va desde 1% en la población general, hasta casi un 9% en personas cercanas a los 80 años.

En el marco del Día Mundial de la Enfermedad Vascular Cerebral, que se celebra este 29 de octubre, el Dr. Gerardo Vieyra Herrera, cardiólogo del Hospital Ángeles Metropolitano, afirma que lo infartos cerebrales han ido en aumento debido al envejecimiento de la población, al incremento en la esperanza de vida y a condiciones que predisponen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (sobrepeso/obesidad, sedentarismo, tabaquismo, hipertensión, diabetes, etc.) como la fibrilación auricular (FA).

La FA es el tipo de arritmia cardiaca más frecuente en el adulto y se caracteriza por un latido irregular (lento o rápido) que favorece la acumulación de sangre en las aurículas del corazón formando coágulos capaces de viajar al cerebro, elevando hasta en 5 veces el riesgo de un infarto cerebral más severo, discapacitante y mortal que los ocasionados por otros padecimientos cardiacos.

Las causas más comunes de la FA incluyen una presión sanguínea elevada, defectos en las válvulas cardíacas, cardiopatías reumáticas y la diabetes; factores dietarios y genéticos y del estilo de vida, como el estrés emocional y físico. El consumo excesivo de cafeína, alcohol o drogas ilícitas también contribuyen para el riesgo de contraer una FA y desencadenar un infarto cerebral.

De acuerdo con el doctor Fernando Lara Soto, neurólogo del Hospital Ángeles Metropolitano, 1 de cada 100 personas mayores de 40 años desarrollará esta afección en algún momento de su vida, lo que trae consigo una pesada carga económica y social para el paciente y su familia, ya que 60% de quienes sobreviven a una embolia por su causa quedan con parálisis, falta de coordinación motora, pérdida del habla o disminución visual, secuelas neurológicas que los hacen depender de otras personas.

Por su parte, el doctor Jefferson Proaño Narváez, Neurólogo del Hospital Ángeles Metropolitano, indica que los nuevos anticoagulantes orales como dabigatrán han revolucionado la medicina cardiovascular, ya que después de más de 50 años se dispone de un sustituto de la terapia tradicional (warfarina) que, al ser más cómodo, eficaz y seguro para el paciente promueve el apego al tratamiento que evita la formación de coágulos y, por ende, el riesgo de infartos cerebrales.

Sin embargo, tras sufrir una embolia, existen tratamientos que permiten restablecer la circulación de la arteria ocluida, como alteplasa, la única terapia trombolítica para el tratamiento inmediato del EVC isquémico agudo, cuya función es restablecer el flujo arterial en el territorio comprometido al romper el trombo, por lo que es importante intervenir al paciente dentro de un máximo de 4 horas y media después de producida la oclusión de la arteria cerebral, siempre y cuando el paciente sea candidato para tal procedimiento. Minutos salvan cerebro.

De esta manera, los especialistas coinciden en que los infartos cerebrales se pueden prevenir a través de un estilo de vida saludable que incluya ejercicio, una dieta equilibrada, evitar fumar y reducir el estrés, además del reconocimiento de signos y síntomas de la fibrilación auricular, pues muchos pacientes pueden no estar conscientes de su afección, por lo que hacen un llamado urgente a la sociedad a reflexionar sobre la importancia de proteger la salud de nuestro corazón y cerebro.

Finalmente, con el objetivo de promover la cultura de la prevención del infarto cerebral, el próximo 29 de octubre se llevará a cabo el Simposio denominado “Infarto cerebral” en el Auditorio del Hospital Ángeles Metropolitano, donde se capacitará a los profesionales de la salud en la identificación de factores de riesgo y el manejo de tratamientos preventivos y correctivos de nueva generación.

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