Especialistas alertaron que a consecuencia de la obesidad que enfrenta la población mexicana, y de no ser controlada, se avecina un problema mayor por el desgaste de articulaciones y la demanda de implantes de cadera y rodilla en pacientes desde los 35 años de edad, cuando antes la intervención se hacía a personas de 65 a 70 años.
El especialista de la Clínica Mayo, Joaquín Sánchez Sotelo, resaltó que en personas con obesidad el impacto en la estructura ósea es severo e irreversible, sobre todo en rodillas, y que en Estados Unidos representa 50 por ciento de las prótesis que se implantan, situación que podría replicarse en México de no atenderse.
En entrevista, el especialista en transplantes de hombro, codo, rodilla y cadera insistió en la importancia de tomar en cuenta los problemas de degeneración en las articulaciones, pues en México el problema de obesidad sólo se asocia con consecuencias con enfermedades cardiovasculares.
“Lógicamente la obesidad es un factor de riesgo conocido para ciertos proceso como diabetes o enfermedad cardiovascular, pero lo que estamos viendo en Estados Unidos y sentimos se va a reproducir en México”, por mayor incidencia de obesidad y aumento en población joven que “están llegando a consultas con articulaciones totalmente destruidas”.
Advirtió que no existe ningún tratamiento para reconstruir el cartílago destruido de la articulación, como se promociona a través de cápsulas o inyecciones, y esos medicamentos sólo ayudan a controlar el malestar para quienes sufren la osteoartritis, por lo que si el problema es severo la única solución al problema es el trasplante.
El especialista insistió que el sobrepeso y la obesidad es el principal problema que ha provocado que ese tipo de intervenciones se adelanten 30 años en la vida de una persona, y aclaró que cuando el paciente tiene un peso no adecuado, el trasplante será un fracaso.
De acuerdo con Sánchez Sotelo, la prótesis sufrirá las consecuencias de la obesidad y su funcionalidad no será la óptima, pues incluso tendrá que remplazarse una y otra vez.
“Los pacientes que reciben un implante y son obesos se encuentran a una incidencia más elevada de complicaciones; para el cirujano es más difícil colocar el implante de forma correcta, y no sólo eso: como los pacientes obesos tiene más riesgos de enfermedad cardiovascular y diabetes, aumenta el riesgo de complicaciones quirúrgicas como infecciones”.
Aclaró que en niños, generalmente el problema articular no es tanto, pero al llevar una sobrecarga de peso de muchos años tendrá que recibir una prótesis a los 35 años, y cada vez es mayor la necesidad de hacerlo a menor edad, cuando el implante debería requerirse entre los 65 y 70 años.
Consideró que hasta ahora la población mexicana está concientizada en problemas de diabetes y cardiovasculares relacionados con la obesidad, pero nadie está preocupado en los problemas articulares que surgen cuando hay tratamiento preventivo y el mejor es reducir su peso.