El autismo comienza durante el embarazo

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Son pequeñas señales en el cerebro de un feto pero, según un equipo de la Universidad de California, la Escuela de Medicina de San Diego y el Instituto Allen el Estudio del Cerebro, en EE.UU., son las primeras señales de que el autismo se está desarrollando. El estudio es el primero que muestra una evidencia clara y directa de que el autismo comienza durante el embarazo. A pesar de que el autismo es un trastorno del desarrollo cerebral, hasta ahora la investigación no ha identificado una lesión consistente o causal», señala Thomas R. Insel, director del Instituto de la Salud Mental de EE.UU. Si los resultados de esta trabajo pueden ser replicados por otros grupos de investigación, podríamos presumir que esto refleja un proceso que ocurre mucho antes del nacimiento y refuerza la importancia de la identificación y la intervención temprana en el autismo.

Los investigadores, Eric Courchesne, Ed. S. Lein y Rich Stoner, han analizado 25 genes presnetes en el tejido cerebral post-mortem de un grupo de niños, con y sin autismo. Dichos genes, explican en su trabajo publicado en The New England Journal of Medicine, que estos genes sirven como marcadores celulares para cada una de las capas corticales, así como genes que están asociados con el autismo. «La constitución del cerebro de un bebé durante el embarazo implica la creación de una corteza que contiene seis capas», explica Courchesne. «Ahora hemos descubierto 'parches focales' que interrumpen el desarrollo de estas capas corticales en la mayoría de los niños con autismo analizados».

Los resultados han sido posibles gracias al trabajo del equipo de Stoner, que ha creado por vez primera un modelo de visualización del cerebro en tres dimensiones donde es posible visualizar estos 'parches' en la corteza cerebral no han logrado desarrollar el patrón de células en capas normal.

Corteza cerebral

El estudio ha visto que los marcadores de varias capas de la corteza estaban ausentes en 91 por ciento de las muestras de casos de niños autistas, en comparación con el 9 por ciento de las muestras de los cerebros control. Además, estas señales de desorganización no se encuentran en toda la superficie del cerebro, sino que se localizaron en pequeñas 'manchas focales' de 5-7 milímetros de largo y abarcaban múltiples capas corticales.

Los investigadores explican que estos parches se encuentran en los lóbulos frontales y temporales de la corteza -regiones que median en los procesos como las funciones sociales, emocionales y de comunicación y de lenguaje-. Teniendo en cuenta que las alteraciones en este tipo de comportamientos son el sello distintivo del autismo, los investigadores concluyen que los lugares específicos de los parches pueden ser la base de la expresión y la gravedad de varios síntomas en un niño con este trastorno.

Se calcula que más de 70 millones de personas en el mundo tienen autismo

Además, los investigadores creen que el carácter desigual de estos defectos puede explicar por qué los tratamientos tempranos pueden ayudar a los bebés y niños pequeños que tienen un trastorno del espectro autista. En su opinión, ya que las capas de células defectuosas no se producen en toda la corteza, el cerebro en desarrollo puede tener la oportunidad de volver a colocar sus conexiones para 'esquivar' los parches patológicos y reclutar así células de regiones venivas del cerebro para que éstas puedan asumir un papel crítico en las funciones sociales y de comunicación.

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