La experta en Fonoaudiología del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Éricka Maripaz Cisneros Vázquez, resaltó la importancia de que los padres de familia no subestimen la ronquera infantil.
Explicó que la disfonía o “ronquera” es un evento frecuente en la infancia, sobre todo en los preescolares, quienes al estar en una
fase de pleno aprendizaje, tienden a gritar y a sobreutilizar su voz, lo cual redunda en lo que se llama disfonía funcional, que aparece precisamente por una inflamación en la laringe y cuerdas vocales.
Añadió que la disfonía se define como una alteración en uno o más parámetros de la voz, es decir, en el tono, el timbre, la intensidad y la duración en la emisión de sonidos o palabras y puede, inclusive, ocurrir desde la fase de lactancia, cuando la forma de comunicarse del bebé es mediante el llanto, primordialmente.
“Los padres en su mayoría tienden a pensar que su niño o niña “es ronquito” y lo ven como algo normal, sin embargo, cuando la alteración persiste por más de 15 días, es necesario un análisis a profundidad”, acotó.
Advirtió que la inflamación de la laringe (laringitis) y de cuerdas vocales, puede estar condicionada por la presencia de nódulos, en cuyo caso es necesario operar.
Comentó que el médico otorrinolaringólogo es quien debe de inicio, evaluar cada caso y determinar si la alteración en la voz del pequeño, obedece a una infección en la garganta por algún proceso infeccioso.
Asimismo, dijo, que es posible que existan aspectos mecánicos subsecuentes a una sobreutilización de cuerdas vocales o, inclusive, si aparece por efecto de nódulos en éstas.
Puntualizó que el tratamiento puede incluir fármacos, cirugía, o ambos, pero es muy importante la rehabilitación, la cual se hace a través de técnicas muy específicas.
“Nosotros nos encargamos de enseñar y de dar técnicas especiales a los papás y a los niños, para una correcta respiración y relajación, un control muscular adecuado en cuanto a posturas para mejorar su ritmo respiratorio e incluso la velocidad del habla”, apuntó.
Todo esto, continuó, se hace con la finalidad de que el infante aprenda a distinguir cuando está gritando y en consecuencia forzando sus cuerdas vocales, porque no atender esta situación, puede redundar en una disfonía crónica.
Destacó que existe otra forma de disfonía en jóvenes entre los 15 y los 18 años llamada púberfonía, la cual es parte del proceso de transición a la adolescencia, sobre todo en los varones.
Afirmó que existen también alteraciones articulares que inhiben una adecuada entrada de aire y en consecuencia, habrá modificaciones en el habla, por lo cual es muy importante que los padres estén atentos a este tipo de situaciones y las atiendan a tiempo.
Refirió que si bien la emoción que le representa al niño estar “descubriendo” el mundo lo hace gritar, es muy importante que los padres atiendan esta situación y traten de modularla, para evitarles problemas que, de prolongarse, pueden volverse crónicos con las desventajas que esto trae consigo.