TERCERA Y ÚLTIMA PARTE
A finales del 2010, fue asestado, aparentemente, el golpe más devastador al grupo criminal, cuando fue abatido Nazario Moreno, el principal fundador y pionero del grupo durante una serie de balaceras con las Fuerzas Armadas que duraron más de dos días y que dejaron como saldo numerosos muertos.
Uno de ellos, según las autoridades, había sido “El Más Loco”, hipótesis que no se ha podido comprobar ya que en una explicación inverosímil dijeron que Nazario había caído, mortalmente herido, durante nutrido fuego cruzado y cuando se disponían a asegurar el cadáver, regresaron decenas de sicarios que rescataron el cuerpo y se lo llevaron.
Del lugar en donde había caído, se recogieron más de dos mil casquillos de diferentes calibres, principalmente de armas largas, pero extrañamente ninguno de los hombres de Nazario que regresaron para auxiliarlo y terminaron llevándose su cuerpo, resultó herido.
Pero la versión oficial fue la de que el capo había muerto y así se aceptó, aparentemente, ya que al paso del tiempo han surgido múltiples evidencias de que sigue vivo y continúa manejando a “La Familia”.
Esa supuesta muerte, aunada a la detención de José de Jesús “El Chango” Méndez, el 21 de junio del 2011, terminó por fracturar definitivamente al grupo y comenzaron a darse enfrentamientos graves entre los mismos miembros fundadores, con saldos mortales para unos y otros.
Hasta que Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, el discípulo preferido de “El Más loco”, aquél que en julio del 2009 propuso al presidente Felipe Calderón que pactaran para que lo dejara “trabajar” a cambio de “limpiar” el estado de Michoacán, se separó del grupo y se llevó consigo al “Kike” Plancarte, con el que fundó la nueva organización de “Los Caballeros Templarios”.
El nombre de “Caballeros Templarios”, surge de las ideas místicas de Nazario Moreno que creó su “Código Michoacano” inspirado en la Regla Templaria, nacida en el 1118 D. C., en 1118, en Jerusalén cuyo propósito era proteger a los peregrinos en su camino hacia el oriente.
El influyente clérigo del siglo XII Bernardo de Claraval, en sus 72 preceptos contempló aspectos monacales y militares con el fin de resolver la coexistencia de ambas condiciones en un mismo hombre, de la misma manera que “El Más Loco” quiso hacerlo respecto a la contradicción de contener, en un mismo propósito, la actividad del narcotráfico y el honor.
La Regla advierte castigos y exige la observancia de la humildad. También establece la guarda del silencio: “La vida y la muerte están en poder de la lengua”. Prohibía toda clase de excesos a los hermanos durante su vida secular, reglas no respetadas en absoluto por los sedicentes caballeros que hacen toda una apología de la violencia, el crimen y la riqueza.
La Orden de “Los Caballeros Templarios Guardia Michoacana”, dice fomentar el patriotismo y se ufana del orgullo a su tierra; advierten que quien los traicione será castigado con la pena capital y se le decomisarán sus propiedades y sus familiares correrán la misma suerte, además de que prohíbe “abusar de la inocencia de mujeres castas y menores de edad”.
Al frente de “La Familia” quedó como cabeza visible Dionisio Loya, “El Tío” y como segundo de “Los Caballeros” Enrique Plancarte lo que dio como resultados cruentos enfrentamientos que dejaron infinidad de muertos, entre ellos decenas de descabezados, de tal suerte que tío y sobrino terminaron enfrentados a muerte.
Al igual que “La Familia”, éste último grupo anunció públicamente su aparición en marzo de 2011 y difundieron su “código de conducta”, casi religioso, a través de folletos en los que justifican su existencia afirmando que luchan contra la pobreza, la tiranía y la injusticia y apelan al corazón y a la mente de la gente para salvar al pueblo.
Afirmaron que sustituirían a “La Familia Michoacana” pero finalmente terminaron por convertirse en irreconciliables enemigos a muerte. Tienen como aliados a los cárteles de Sinaloa y del Golfo y como enemigos a la misma “Familia”, a “Los Zetas” y al Cártel de los Beltrán Leyva.
Lo mismo que “La Familia”, cuando se dio a conocer arrojando cabezas en un centro nocturno, “Los Caballeros” se “presentaron” dejando dos cadáveres colgados de un puente peatonal elevado, en Apatzingán, con cartulinas pegadas que advertían: “Los matamos por ladrón y secuestrador. Atentamente, los caballeros templarios.”.
Empero, el terror y el caos, así como los asesinatos, pero ahora de altos mandos de las Fuerzas Armadas, continúan en Michoacán sin que las autoridades logren frenar la ola de violencia y mientras “Los Caballeros Templarios” se enfrentan a los miembros que quedan de “La Familia”, de “Los Zetas” y de “Los Beltrán”, dejando una estela de sangre y muerte en Michoacán de Ocampo que alguna vez fuera calificado como un paraíso.