La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal ejerció acción penal en contra de tres sujetos, como probables responsables del delito contra la salud, en su modalidad de narcomenudeo, detenidos en flagrancia cuando comercializaban marihuana en calles de la colonia Pensil Norte, delegación Miguel Hidalgo.
Los responsables son José Luis Cotarelo Morales, Juan Manuel Martínez Chávez y Elizabeth Trejo Guerrero.
Consta en la averiguación previa que el pasado 5 de septiembre, elementos policiales que realizaban labores de vigilancia se percataron que en la esquina de las calles Lago Ximilpa y Lago San Pedro, dos sujetos platicaban junto a un automóvil de la marca Pontiac, y uno de ellos le entregó una bolsa transparente con hierba verde a cambio de dinero.
SECUESTRADORES EXPRÉS ACUMULAN
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal logró que un Juez de primera instancia dictara sentencia condenatoria contra dos sujetos, que el 21 de julio de 2011, privaron de la libertad a dos personas para robarles un cargamento de telas, en calles de la delegación Cuauhtémoc.
Se trata de Fernando Zavala Roldán y Alan Andrés Zavala Carrillo, en el delito de privación de la libertad, en su modalidad de secuestro exprés.
Por la comisión de dicho ilícito, el Juez 60 Penal, con sede en el Reclusorio Preventivo Oriente, dictó sentencia de 47 años y seis meses de cárcel, para cada acusado, quienes también pagarán 325 mil 180 pesos de multa, en conjunto.
RECUPERAN UNA BEBÉ ABANDONADA EN UNA IGLESIA
Policías preventivos, recibieron una llamada de auxilio a través del 066, informándoles que en el interior de un templo había una bebé abandonada en la colonia Caputitlán, perímetro de la delegación Gustavo A. Madero.
Los hechos se registraron la mañana de este domingo, cuando la catequista Susana Martínez de 48 años de edad, al realizar los preparativos para la celebración de una misa, en la iglesia de San Judas Tadeo, que se ubica en avenida Instituto Politécnico Nacional y Poniente 116, colonia Caputitlán, delegación Gustavo A. Madero, escuchó el llanto de un bebé, al principio, se imaginó que era una cuestión divina, dado que la iglesia aún se encontraba totalmente vacía, sin embargo, continuó con sus labores cotidianas y momentos después, volvió a escuchar el llanto de la bebe con mayor intensidad.
Dejando a un lado sus actividades eclesiásticas, se dio a la tarea de buscar afanosamente de donde provenía el llanto, y para su sorpresa, en las bancas de al final de la iglesia, envuelta en una franela morada, descubrió el cuerpecito de un bebé del sexo femenino, con su instinto maternal la arropó.