Cerca de Coyoacán se encuentra el barrio de San Ángel, su centro histórico es uno de los más visitados y admirados por los paseantes, sobre todo en días de descanso, pues está lleno de casonas aristocráticas, plazuelas y jardines; pero ahora también cuenta con lujosas tiendas, excelentes restaurantes y centros culturales de todo tipo.
Para llegar a San Ángel, el Metrobús es útil ya que pasa sobre la avenida Insurgentes, de ahí solo caminará unos metros hacia el poniente y podrá encontrar la iglesia y museo del Carmen o Ex convento, en el que hoy iniciaremos un recorrido.
El Ex Convento del Carmen guarda una gran cantidad de secretos, su asentamiento en el corazón histórico de San Ángel lo convierte también en custodio de un rico bagaje cultural que se traduce en tradiciones, festejos y en otro género de acervos (las célebres momias, fotografías antiguas de San Ángel) que nos ayudan a comprender el carácter y la evolución de este barrio fundamental de la Ciudad de México.
La gente que participa en el recorrido se reúne a partir de las 9:45 en el atrio de la Iglesia del Carmen, que forma parte del convento. En la fuente del atrio, nos esperan Humberto Yahad, Miguel A. Sánchez, Sandra Rodríguez, guías certificados por la Secretaria de Turismo, quienes forman parte del equipo de “Visitas Guiadas”.
Los turistas se forman para registrarse y que les entreguen su gafete para formar parte del grupo. Después de los diez de la mañana de ese sábado, Humberto Yahad, se presenta para iniciar el recorrido.
En la entrada nos espera el portal de peregrinos, donde podían pasar la noche sentados sobre una larga banca de cemento que aun existe, del otro lado del portal, se puede apreciar la portería, de paredes restauradas pero donde aún quedan residuos de la pintura negra y blanca que usó la orden carmelita para el recinto.
Actualmente en la barbería se exhiben retratos -atribuidos a Miguel Cabrera- de los personajes más importantes de la Orden; además de un lienzo del Patrocinio de la Virgen del Carmen con ecos de los pintores Luis Juárez y Baltasar Echave Ibía; y una extraordinaria talla de Santa Teresa, estofada y policromada, seguramente del siglo XVII.
Dentro de las curiosidades que cuenta nos cuenta nuestro guía con respecto al colegio, es que este fue planificado por Andrés de San Miguel, quien entra al recinto como tomando el rol de un lego, es decir, nunca pudo llegar a grado sacerdotal y pues tenía sólo funciones simples, como atender la portería, ayudar a la enfermería y en la cocina.
Al caminar por los pasillos, quienes son más observadores contemplan, los efectos de luz y sombra que se reflejan a través de los arcos, medida que pasa el tiempo y el sol se mueve. Este espectáculo, nos invita a la meditación, a la lectura, pues fue pensado para mezclar agua, árboles y la creación humana con la mediante la arquitectura del lugar, a partir de que interactuarán estos elementos en equilibrio.
Nuestra visita termina precisamente en el acueducto, sin embargo, el guía nos hace la invitación de que al ritmo de cada quien, visitemos la construcción denominada la cada del acueducto en su aparte baja y en la alta un hospital.