A pesar de la intensa ola de robos que afecta a comerciantes y locatarios del
centro de la alcaldía Tlalpan, las autoridades no han dado muestra de que vaya a darse una solución pronta, por lo que los afectados denuncian indiferencia y corrupción.
En entrevista con Notimex, quienes trabajan en comercios como T. Enamoro Coffe Shop, Dolce Amore Ristorante, La Internacional, La Vorágine, así como locatarios del mercado La Paz denuncian la falta de profesionalismo de las autoridades para brindar seguridad.
Dulce, una joven emprendedora de uno de los locales ubicados en la calle de Congreso, a una cuadra del edificio delegacional, informó que el viernes pasado tuvieron una junta informativa con autoridades delegacionales, quienes les informaron que de momento “no había recursos suficientes”.
Las autoridades nos pidieron paciencia, dijo la comerciante, quien añadió que el argumento fue que el presupuesto destinado a incrementar la seguridad en la alcaldía “estaba atorado”.
Además, explicó, comentaron que solo había 10 patrullas para hacer los recorridos de seguridad en toda la alcaldía, por lo que el panorama para los comerciantes continúa siendo de incertidumbre.
“Por si fuera poco, no hay un lugar seguro dónde estacionarse. El supuesto estacionamiento que abrieron, la administración anterior, ya no opera desde hace dos años y los franeleros incluso se pelean entre sí por la clientela”.
Y en efecto, durante el recorrido de Notimex por la zona, constató que al llegar a la calle de José María Morelos de inmediato llegó corriendo un "franelero" para “ayudar a estacionarnos” y pedir su cuota. “Ahí con lo que guste patrón”, se apresuró a decir.
Al poco rato, al regresar por el equipo ante el temor de que fuera a ser robado, una "franelera" se acercó e insinuó el cobro: “ahí se lo cuido”, a lo que se le aclaró: “ya le dimos a un joven”, por lo que la "viene-viene" mostró enojo diciendo: “Bueno, a mí no. Yo no respondo”.
En ese sentido, uno de los propietarios de los bares juveniles que se encuentran en el corredor Plaza de la Constitución, a un costado del mercado y la alcaldía de Tlalpan, expuso que los franeleros hacen su “agosto”, pues a veces cobran hasta 80 pesos.
A pesar de ello, la seguridad no está garantizada, pues los cristalazos se dan y cuando uno llega a reclamar resulta que de los franeleros que cuidaban el lugar “no hay ninguno. Todos se echan a correr”, comenta uno de los clientes del lugar.
Como resultado, muchos clientes han dejado de visitar el centro de Tlalpan y los que acuden de noche prefieren hacerlo en Uber o Taxi, ya que no hay lugar seguro para estacionarse.
En cuanto a los robos, debido a la falta de una vigilancia seria, como comenta otro de los propietarios de los restaurantes bar del mismo corredor, “hemos instalado cámaras de seguridad y nos hemos dado cuenta de cómo entran los ladrones a los locales”.
“Incluso identificamos a una bandita que lo mismo ha asaltado aquí que los locales de Madero, Congreso y Victoria, en donde los ladrones ya tienen medidos a los policías para entrar a robar”, aseveró molesto.
Casos como La Internacional, donde entraron a robar entre las 4:00 y 6:00 horas han tenido que perder más de un día en lo que los peritos acuden para tomar datos de los hechos sin que “puedan hacer nada”.
“Todos tenemos cámaras de video y pudimos identificar, en un asalto cometido en la calle de Madero, una semana después, que se trata de los mismos sujetos; sin embargo, el ministerio público no nos dice nada y los casos quedan impunes”, agregó otro de los comerciantes, quienes por prudencia, al ser los más atacados, pidieron el anonimato.
Por si fuera poco, vías como Congreso son identificadas ya como “la calle de los cristalazos”, a pesar de que en el mero cruce con Guadalupe Victoria hay un policía que solo vigila que “los coches pasen uno y uno para que no choquen”.
“Eso es absurdo, quienes circulan por Tlalpan son muy prudentes y suelen pasar por las calles uno y uno sin necesidad de policía. Deberían más bien estar vigilando que no haya cristalazos. Resulta increíble que a menos de 20 metros de un policía hayan robado un auto y el agente no se haya dado cuenta”, criticó Dulce.
El modus operandi, nos comparte Sergio, otro comerciante, “es que se acercan al vehículo y ven si hay algo, al rato regresan con una bujía y le dan el cristalazo y se retiran en lo que suena la alarma como si nada, finalmente dan una tercera vuelta cuando aparentemente está tranquilo y saquean el auto”.
En cuanto al estacionamiento que dejó de operar, ahora argumentan que faltan ocho millones de pesos para terminar y lo van a abrir, pero con la advertencia de que no hay servicio de electricidad, no hay una salida “todo está hecho con las patas”.
Los comerciantes revelaron que se está anunciando para las próximas semanas la apertura de una plaza donde hay unas fuentes, pero las condiciones para visitar y estacionarse no han cambiado, por lo que a decir de muchos, “la corrupción ha sido el principal motor que ha afectado a la alcaldía desde la administración anterior”.