México, 26 de junio 2023—El flujo migratorio es imparable. Por cuestiones económicas, de seguridad e,
inclusive, perseguidos en su propio país, los migrantes –en su mayoría latinoamericanos– siguen intentando cruzar la frontera entre México y EEUU en busca del anhelado “sueño americano”.
Sin embargo, para lograr esta travesía no solo tienen que sortear los infortunios de los cárteles de la droga o las bandas de secuestradores, extorsionadores y hasta autoridades corruptas; a veces el destino de los viajeros, queda en manos de los denominados “coyotes”, personas dedicadas al trasiego ilegal de pasajeros en ambos lados de la frontera.
De acuerdo con la “Encuesta sobre Migración en la frontera norte de México”, la cual se realizó a personas deportadas al país azteca entre julio y noviembre de 2022, tan solo los hombres pagaron a los “coyotes” cerca de 6.565 dólares; mientras que las mujeres, el costo fue de 7.839 dólares.
Por si fuera poco, el informe reveló que durante el segundo semestre de 2019, tan solo el 2% de los migrantes provenientes de Guatemala y devueltos desde México a su país de origen, requirieron la ayuda de un “coyote” para transitar por la nación azteca; mientras que esta cifra ascendió a 18,3% en el periodo de estudio de julio a noviembre de 2022.
El mismo documento agregó que, de los 95.543 desplazamientos registrados procedentes de Centro y Sudamérica o del interior de la República Mexicana, el 78,2% tenían como destino la frontera norte; y solo el 21,8% rumbo hacia EEUU. De este último grupo, tan solo el 8,6% tenía un empleo asegurado en dicha nación; mientras que el 33,4% contaba con familias en territorio estadounidense.
El 82,5% del grupo antes mencionado carecía de movimientos migratorios previos.
Y es que el Informe Mundial sobre Trata de Personas ha sido tajante cuando señala que los cobros por cruzar migrantes a través de una red internacional, deja ganancias a dichas organizaciones criminales, de hasta 2.000 millones de dólares anuales.
La “Encuesta sobre Migración” acotó que, desde el año 2017, la tendencia por la cual viajaban migrantes indocumentados hacia EEUU era meramente laboral; y en 2022, este indicador se afianzó.