En 2017, 113 países y territorios enviaron sus condolencias a México, mientras que 24 naciones mandaron asistencia técnica y hasta el 9 de octubre de ese año, el país habría recibido 663 toneladas de ayuda en especie.
Nacieron los símbolos de los puños en lo alto, las cadenas humanas montando una coreografía de solidaridad, las fechas, el 85, el 17 ...el dejavu molió los corazones, nos reiteró como una nación de brigadistas, de cocineros, de enfermeros, de rescatistas, de oficinistas convertidos en meseros, repartidores de auxilio, del bálsamo de saber que el vecino que no nos saludaba, hoy nos daba una taza de café caliente.
Las naciones tendieron uno de los puentes más sólidos de hermandad, ellos, asiáticos, europeos , americanos, se llevaron al retirarse, la sorpresa de la unidad que se muestra entre los mexicanos al enfrentar una tragedia, se aprendieron nuestro himno nacional y rebautizaron a nuestros perros rescatistas al grado de que los japoneses, en un acto de respeto, se dirigían a la perrita Frida , aquella que estuvo entre los escombros, como Marina Chan… Marina, por la etiqueta en su chaleco perteneciente a la marina armada de México, y el sufijo Chan como muestra de afecto.
Alemania, Argentina, Bolivia, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Honduras, Israel, Italia, Japón, Panamá, Perú, Rusia, Suiza, Turquía, Uruguay y Venezuela. Fueron los países que hicieron aportaciones,
pero México también es solidario cuando alguien más lo necesita. En el huracán Katrina que golpeó a Estados Unidos en 2005, en el terremoto y Tsunami que sacudió a Japón en el año 2011, el terremoto de Chile en 2010, en Haití en el mismo año, entre otros.
Prueba de ello es el ejército y marina a través del plan DN-III que ayuda a levantar a los países desde los escombros, por desgracia tenemos experiencia de sobra en eso de sacudirnos el polvo y esas llagas han servido para que otras naciones hermanas encuentren en nosotros a un hermano, a un amigo.