Ciudad de México, 1 de marzo 2021, - Para garantizar el derecho a la nacionalidad de los hijos de mexicanos nacidos en el extranjero y evitar su discriminación, el Congreso de la Ciudad de México, en su carácter de integrante del Congreso Constituyente Permanente, aprobó la minuta para la reforma del artículo 30 de la Carta Magna.
En sesión virtual, las y los diputados locales aprobaron en forma unánime -con 60 votos a favor- la minuta con proyecto de decreto por el que se reforma el artículo 30 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de nacionalidad, y la remitió a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Al razonar su voto, el diputado Ricardo Fuentes Gómez (MORENA), explicó que con esta reforma se les da el derecho a la nacionalidad e identidad mexicana a las niñas y niños que nacen en el extranjero y son hijos de padres, madre o padre mexicano, aún cuando tampoco hayan nacido en territorio nacional.
El legislador resaltó que el Congreso de la Ciudad de México pudo votar esta minuta gracias a que la actual legislatura es integrante por primera vez del Congreso Constituyente Permanente.
Asimismo, recordó que esta iniciativa fue presentada el 11 de septiembre de 2018, por la entonces senadora Olga Sánchez Cordero; posteriormente, se turnó a la Cámara de Diputados el 18 de noviembre de 2019, donde se aprobó, y se envió a los Congresos locales el 14 de diciembre.
Por su parte, la diputada Jannete Guerrero Maya, del PT, comentó que el texto constitucional actual establece que las personas nacidas en el extranjero sólo podían obtener la nacionalidad mexicana si sus padres de nacionalidad mexicana habían nacido en territorio nacional, por lo que involuntariamente era discriminatorio.
"Esto implicaba que segundas generaciones nacidas en el extranjero no pudieran ser reconocidas como connacionales por el hecho de que su madre o su padre, aún siendo mexicanos no hubiesen adquirido la nacionalidad por nacimiento, sino por alguna otra de las modalidades que reconoce el propio texto constitucional. Esta diferenciación se convertía en una carga discriminatoria y desproporcionada para miles de familias que aún viviendo y naciendo en el extranjero tenían el derecho de ser reconocidos como mexicanas y mexicanos, pues los unen lazos culturales, históricos, familiares, gastronómicos o de cualquier otra naturaleza, que los motivaban a querer mantener los vínculos afectivos y legales con México", expresó.