Cuautitlán.- Como cada año, miles de peregrinos provenientes del Estado de México y otras entidades del país, festejaron a la virgen de Guadalupe en la Iglesia del Cerrito, donde hace 483 años se dieron las apariciones de la Virgen Morena.
Esta parroquia, construida sobre las ruinas de lo que fue la casa de San Juan Diego, quien vivía con su tío Juan Bernardino,
recibió la visita de miles de fieles quienes agradecieron a la Guadalupana por un año más de vida y las bendiciones recibidas; tradición que continúa de generación en generación.
El párroco de la iglesia de la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego, Marcos Antonio Rodríguez Barrera, recordó: "De aquí salió nuestro tata Juan Diego con ese ayate, donde nuestra madre santísima quiso plasmar su imagen. Aquí empezó todo en 1531, donde quiso obrar su primer milagro, aquí en Tlayácac, Cuautitlán".
Marcos Antonio Rodríguez recordó que San Juan Diego y Juan Bernardino fueron los dos videntes de nuestra señora de Guadalupe, enviada por Dios para intervenir en la curación y sanación de Juan Bernardino, a quien le aquejaba la enfermedad de la peste, y aquí dio a Juan Bernardino el nombre que quería llevar, “la Siempre Virgen María de Guadalupe”.
En tanto, los feligreses, en medio de un inclemente frío, recordaban que sus padres los traían, desde pequeños, cada año, para los cantos, alabanzas, oraciones, que llegan hasta el atrio del templo, sin faltar las mañanitas a la Virgen al filo de la media noche.
En éste, el segundo sitio más importante después de la Basílica de Guadalupe, conocido como el Cerrito, se reúnen los fieles para esta celebración, en donde coinciden en sus peticiones, "que nos vaya bien en la economía, en lo familiar, y que se componga lo que está sucediendo en el país". Esta celebración recibió a más de 120 mil peregrinos.