“Todo se lo dejo a la mano de Dios” es una de las frases recurrentes de los miles de migrantes de las diversas caravanas que salieron de Honduras y que
ahora se han reunido en el albergue del estadio Jesús Martínez Palillo de la Ciudad de México.
Humberto Acosta, quien fue de los primeros que llegaron la madrugada del domingo 4 de noviembre a la capital del país, cuenta que salió de San Pedro Sula, Honduras, el 13 de octubre, acompañado de amigos de su barrio.
Dice que fue muy difícil cruzar la frontera Guatemala-México y lo ha sido avanzar a pie hasta la capital del país, “traigo los pies súper cansados”, “he gastado dos pares de zapatos” y “estoy agotado”.
Sin embargo, no piensa abandonar esta odisea, y a pesar de que aún el camino es largo para alcanzar sus sueños, primero llegar a Tijuana y luego intentar cruzar al vecino país del norte, se mantiene firme e imagina una vida distinta para él y su familia, “les mandaré dinero para que construyan una casa”.
Cree fervientemente en que la mano de Dios no lo abandonará y más temprano que tarde conseguirá, al igual que muchos de los que caminan con él su objetivo, “primeramente Dios llegaremos hasta la frontera”.
Entre lo que agradece de este viaje difícil, en el que ha pasado hambre y ha padecido las inclemencias del sol y de la lluvia, incluso ha sufrido fiebre, es la ayuda que le han brindado los mexicanos a su paso por distintas poblaciones.
“Nos han ayudado mucho, se lo agradecemos al pueblo mexicano, por la ayuda y que Dios se los múltiple”.
Una vez que se alimentó y obtuvo ropa de la que se ha donado, se muestra optimista y está en espera de que lleguen, entre hoy y mañana, el resto de los migrantes centroamericanos que vienen en otras caravanas para emprender la marcha de nuevo.
A este sitio siguen llegando las personas que participan en el éxodo de centroamericanos, a tal grado, que lo que ayer domingo se veía muy espacioso, hoy luce reducido.
Ahora todo el lugar está saturado, las carpas abarrotadas, los sanitarios y tinacos de agua resultan insuficientes. En el sitio se encuentran más de cuatro mil personas.