El camellón de Paseo de la Reforma se vistió de naranja, color de la flor de cempasúchil que, de acuerdo con la tradición mesoamericana, sus pétalos rociados en el
camino guían a los difuntos que vienen del inframundo a visitar a sus parientes y a disfrutar de los alimentos y bebidas que sus seres queridos les prepararon con amor y cariño.
Ante los rayos del sol, las flores, lucen como una serpiente fosforescente que atraviesa de extremo a extremo la ciudad.
También, sobre la misma vialidad, se encuentran los 53 megacráneos en colores vivos y brillantes que fueron construidos por diversos artistas para ilustrar la capital y que estarán hasta el 10 de noviembre.
En lugares estratégicos se colocaron bancas en las que en los extremos colocaron al Catrín y a la Catrina, que se dieron cita para invitar a los paseantes a sentarse con ellos para tomarse la foto del recuerdo.
Los atractivos turísticos que conmemoran un año más del Día de Muertos, organizado por la Ciudad de México, permanecerán hasta a mediados de noviembre.
Habrá desfile internacional de catrinas, homenaje a José José en el Zócalo, y el día 7 un concierto, y como homenaje a Miguel León-Portilla, se interpretará música de Vivaldi cantada en náhuatl, mayo y en castellano antiguo.
Así, este domingo iniciaron las festividades de Muertos el 1 y 2 de noviembre; la capital del país espera contar con la visita de más de tres millones de turistas.