CIUDAD DE MÉXICO - Como muchas personas en todo el mundo, Salvador Ascencio, propietario
de una funeraria mexicana, no creía al inicio que el brote de coronavirus fuera a convertirse en un gran problema.
Un empleado que usa ropa protectora desinfecta una caja para guardar cenizas en Funeral Gayosso, mientras el brote de COVID-19 continúa en la Ciudad de México. 11 de mayo de 2020. REUTERS/Edgard Garrido
Entonces, las llamadas de familiares afligidos comenzaron a llegar.
Durante los primeros 11 días de mayo, su pequeña funeraria en una zona popular de Ciudad de México atendió 30 cuerpos, un aumento de más del cuádruple en servicios funerarios diarios comparado con el mismo periodo de mayo del año pasado.
“Nunca había vivido una situación como esta”, dijo Ascencio, de 52 años, rodeado de brillantes ataúdes de madera en el estrecho salón del negocio que su familia opera desde 1973. “La verdad es que es espantoso lo que estamos viviendo”, lamentó.
Reuters encuestó a 18 funerarias y crematorios en toda la capital mexicana, incluyendo varios pertenecientes a las dos cadenas más grandes del país, que también reportaron un alza vertiginosa de la demanda por sus servicios durante la pandemia.
Los resultados sugieren que las estadísticas oficiales de México pueden estar subestimando con creces el verdadero número de muertes por COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
El gobierno de México ha reconocido que el número real de muertes por coronavirus es mayor que el oficial de 5,666 en todo el país, aunque dice que tiene herramientas limitadas para medir con precisión cuánto más grande es la cifra pues México tiene la tasa de pruebas más baja entre los países de la OCDE.
Hugo López-Gatell, la cara más visible de la estrategia de México contra el coronavirus y subsecretario de Salud, dijo a principios de este mes, en respuesta a reportes de medios sobre un subregistro de decesos, que la gente llega a menudo al hospital en un estado tal de gravedad que no permite hacer pruebas de laboratorio oportunamente.
El gobierno federal también ha reconocido que a veces hay un desfase entre las muertes por coronavirus y su inclusión en las cifras oficiales diarias debido a los retrasos en la certificación de las muertes y el procesamiento de la información de hospitales y morgues.
Complicando los esfuerzos por estimar el verdadero impacto de la pandemia, México no cuenta con estadísticas en tiempo real sobre muertes en el país: los datos de mortalidad más recientes publicados son de 2018.
Esto dificulta el cálculo del “exceso de mortalidad”, término utilizado por los epidemiólogos para estimar el aumento de decesos en comparación con las condiciones normales, atribuible a una crisis de salud pública.
Basado en la información de 13 casas funerarias de la capital pertenecientes a las dos cadenas más grandes de México, la tasa de exceso de mortalidad en la primera semana de mayo podría ser al menos 2.5 veces más alta que el recuento oficial del gobierno durante ese período, según cálculos de Reuters.
La agencia de noticias explicó sus hallazgos a Alejandro Macías, especialista en enfermedades infecciosas, académico y comisionado nacional de México para influenza durante la epidemia A-H1N1, quien dijo sobre ellos que un cálculo de más del doble en el número de muertes parecía acertado.
“En estos tiempos, decir doble no me suena demasiado”, dijo Macías, añadiendo que puede ser “incluso un poco más grande”.
Una de las cadenas funerarias, J. García López, dijo a Reuters que había registrado un aumento del 40% en los servicios funerarios a inicios de mayo en Ciudad de México en comparación con el año pasado y que estaba manejando un promedio de 50 muertes por día. La otra cadena, Grupo Gayosso, tuvo un aumento del 70%.
De acuerdo a los datos de mortalidad de los últimos tres años, Ciudad de México tuvo un promedio de 6,048 muertes en mayo entre 2016 y 2018, es decir, una tasa diaria de 195 muertes.
Tomando los datos más conservadores de J. García López como guía, un aumento del 40% en las muertes equivaldría a un promedio de 273 personas muertas diariamente en la capital en la primera semana de mayo, lo que equivale a 78 decesos adicionales por día por encima del promedio de 2016/2018.
Eso sería aproximadamente dos veces y media el recuento oficial del gobierno de muertes por COVID-19 en Ciudad de México, publicado el lunes, de 32 decesos por día en la primera semana de mayo.
El exceso de mortalidad es un medio reconocido para determinar el impacto de una pandemia, dijo, Macías y añadió que la “grave subestimación” de México en el número de muertos no indicaba una conspiración del gobierno para esconder las cifras. “Es una consecuencia de no hacer suficientes pruebas”, añadió.
Los datos de funerarias y los registros de defunciones han contradecido las cifras oficiales de muertes por coronavirus en otras naciones del mundo, como Italia e Indonesia.[nL8N2BT0GX]
Aunque la estimación de Reuters es sólo una aproximación, estaba en línea con una investigación sobre certificados de defunción de la organización mexicana MCCI, publicada esta semana, que encontró tres veces más muertes confirmadas, probables o sospechosas de COVID-19.
Consultado por Reuters sobre sus propios hallazgos y si el número de muertes podría ser significativamente más alto que el reportado oficialmente, un portavoz del gobierno de Ciudad de México, Iván Escalante, dijo que una comisión científica establecida la semana pasada para dar más transparencia a las cifras de muertes buscaría determinar eso, incluso examinando los casos sospechosos.
Oficialmente, 1,108 personas habían muerto a causa del coronavirus en Ciudad de México hasta el lunes. México reportó el 12 de mayo 353 muertes por coronavirus, su día más letal.
MORGUES DESBORDADAS
En el crematorio Izaz Cremaciones, en Iztapalapa, el epicentro del brote en Ciudad de México, la semana pasada salió humo negro de las chimeneas cuando una víctima de coronavirus fue cremada. El humo más denso se debió a las capas adicionales de plástico con que se envolvió al cuerpo, dijeron trabajadores.
Izaz incineró a 239 personas en los primeros 11 días de mayo, en comparación con las 188 de todo el mes de mayo del año pasado. El aumento se debió en parte a que el gobierno aconsejó la cremación de todos los casos sospechosos de coronavirus.
La empresa ha establecido turnos de 24 horas para operar sus dos hornos crematorios.
Más de un tercio de las cremaciones de Izaz a inicios de mes fueron casos confirmados o “probable COVID-19”, según los certificados de defunción del registro del crematorio.
La funeraria J. López García también dijo que más de un tercio de los casos diarios en el mismo período eran “COVID y/o neumonía atípica”.
Los trabajadores que transportan los cuerpos de las víctimas de coronavirus en carrozas fúnebres a los crematorios de la capital han adoptado el aspecto de astronautas, enfundados en trajes para manejo de materiales peligrosos y máscaras de gas.
“Tuvimos que marcar casi a siete crematorios para encontrar un lugar”, dijo Francisco Juárez, cuya familia tiene un negocio funerario al otro lado de Ciudad de México y diametralmente distante a Izaz Cremaciones.
“Algo que yo nunca había visto. Los hospitales se encuentran llenos”, añadió. “Las áreas destinadas a los cuerpos ya se encuentran llenas totalmente”, subrayó.
El aumento de la demanda de servicios funerarios ha coincidido con el desbordamiento de muchos hospitales públicos. Para la tarde del lunes, 47 de los 64 hospitales en el área metropolitana de Ciudad de México estaban llenos y 13 cerca del tope de su capacidad, según datos del gobierno.
Las cifras del Grupo Gayosso, que opera 21 funerarias en 13 ciudades, apuntan también a un aumento de las muertes por coronavirus en otras partes del país.
En las ciudades fronterizas del norte Tijuana y Mexicali se duplicaron con creces, dijo Alejandro Sosa, director de operaciones de la cadena.
Ascencio dijo que sigue recibiendo llamadas de personas que sospechan que sus familiares han muerto por coronavirus. Si el número de llamadas sigue aumentando, dijo, no podrá atenderlas todas porque la ciudad no tiene suficientes instalaciones para incinerar los cuerpos de las víctimas, explicó.
“Desafortunadamente no existen suficientes hornos”, lamentó.