México, 16 de julio 2023—Hay quienes creen que es de buena suerte ver a un cacomixtle. De ser cierto,
cientos de usuarios de la línea 7 pueden considerarse afortunados por haber visto, corriendo entre los rieles del metro, al pequeño animal de cola anillada que vive en el túnel que conecta a la estación Tacuba con el andén de Barranca del Muerto.
“Aunque no lo parezca, los avistamientos de este mamífero —cuyo nombre científico es *Bassariscus astutus*— no son tan raros como parecería. Son seres oportunistas, generalistas y con mucha plasticidad que han sabido adaptarse a la vida urbana, por lo que es común que se escondan en nuestros patios o azoteas, dejando pocas pistas de que están ahí. Son nuestros vecinos invisibles”, dice David Prieto, profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM.
Cada vez hay más videos de estos animales en sitios donde uno no lo esperaría: dentro de instalaciones bancarias, caminando cual equilibristas sobre tendederos de ropa u olisqueando los escalones del quiosco de la plaza Coyoacán. Para el académico, ir a donde se ha reportado su presencia es una manera de saber más de ellos y de establecer tanto la salud de su población (a nivel genético), como el estado en que se encuentran los ecosistemas de la Ciudad de México.
“Los cacomixtles que observamos suelen vivir en los pocos parches de vegetación que aún nos quedan en la metrópoli. Parte de nuestra labor es recolectar sus excretas a fin de obtener ADN; esto nos dice si están logrando moverse a través de la mancha urbana o si, por el contrario, se están aislando en territorios cada vez más pequeños y haciéndose endogámicos, lo cual sería muy perjudicial para sus poblaciones”.
El equipo donde participa el biólogo es pequeño, por lo que para saber dónde hay cacomixtles dentro de la mancha urbana, se precisa la ayuda de los habitantes de la CDMX. “Si alguien ve a uno puede acceder a la dirección https://forms.gle/CvKGNoM4yuu5SJfP7 y responder a tres sencillas preguntas. Lo recibido será de mucha utilidad para el estudio y conservación de este animal tan querido por los citadinos”.
Y es que para el profesor Prieto no hay duda de que el cacomixtle es un mamífero carismático que, por su apariencia tierna (que muchos describen como la de un gato con cola de mapache), despierta mayores simpatías que otro tipo de fauna endémica, como los tlacuaches.
“Elegimos al *Bassariscus astutus* porque a la gente le gusta; de hecho, aparece en el logo de [la carrera de Ecología](https://ecologia.iztacala.unam.mx/) impartida en la FES Iztacala. También creemos que nos puede decir mucho sobre cómo están los ecosistemas de la CDMX. Establecer (gracias a las pruebas de ADN) si se están trasladando a través de la urbe, pese a la amenaza de los automóviles o los perros ferales, es buena noticia. Si por el contrario, se están aislando, eso quiere decir que otro tipo de fauna local, con menos movilidad, tiene probabilidades menores de sobrevivir.
Por ahora estos carnívoros que también gustan de la fruta no están en peligro de extinción y se han vuelto una presencia más o menos constante en al ciudad, tanto que no faltan quienes postean en su redes videos de este animalito, ni quienes recitan la rima: “Me santiguo ante mi suerte en el nombre del Paxtle, del Ixtle y de la cola del cacomixtle”, para invocar la buena fortuna, cuando cruzan camino con uno.
A fin de conocer mejor al *Bassariscus* y sus hábitos, David Prieto pide ayuda de la población. “Lo único que pedimos es que nos contacten y nos especifiquen el nombre de la localidad donde se dio el avistamiento para acercarnos y levantar los datos. Cualquiera puede ayudarnos, claro, si es que ha tenido la suerte de ver a un a cacomixtle”.
::: Presencia ancestral :::
Sebastián Ríos estudia los últimos semestres de la carrera de Biología en la FES Iztacala y colabora en el equipo del profesor Prieto. Se interesó en los cacomixtles porque son animales “que siempre han estado aquí. Los pueblos prehispánicos los conocían muy bien. De hecho, su nombre es de origen náhuatl, viene de la palabra *tlahcomiztli*, que significa 'mitad gato’, y lo llamaban así por su agilidad casi felina (aunque en realidad están más emparentados con los mapaches)”.
El trabajo de monitoreo realizado por este grupo de universitarios no consiste sólo en registrar los avistamientos de cacomixtles; también incluye colocar cámaras trampa en lugares estratégicos de la CDMX (Bosque de Tlalpan, Parque Ecológico de la CDMX, Fuentes Brotantes, Los Encinos, Jardines del Pedregal, Jardines de la Montaña y Ecoguardas) y recolectar sus excretas, pues para su marcar territorio, los *Bassariscus astutus* defecan en lugares muy específicos (rocosos y en alto para diseminar mejor el olor) denominados letrinas.
“Esto facilita esta parte de la faena, la cual consiste en recoger material fecal que llevamos al laboratorio para extraerle ADN mediante PCR. Así, a partir de marcadores moleculares, podemos distinguir entre un individuo y otro, si hay parentesco entre ellos o incluso entre integrantes de poblaciones distintas. A nivel de conservación esto es crucial pues nos indica si los animales se están moviendo entre los diferentes parches de vegetación citadinos, nos permite calcular sus tamaños poblacionales e incluso determinar si se están dando procesos de endogamia”, añade el biólogo Pablo Hernández, también de Iztacala.
A decir del académico, la preservación de los cacomixtles es de relevancia no sólo por lo ligado que están a nuestra cultura, sino porque cumplen una tarea importante dentro de los ecosistemas urbanos, pues además de controlar plagas, su gusto por las frutas los hace dispersores de semillas bastante efectivos y ello ayuda a la reforestación.
El monitoreo del *Bassariscus astutus* es parte de un proyecto más amplio: La megalópolis en la crisis climática, ¿existen oportunidades para la conservación de la biodiversidad?, donde participan la FES Iztacala, el Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM, el Instituto de Ecología y el Conacyt (hoy Conahcyt).
A Pablo Hernández le gusta pensar que el cacomixtle ha sido una presencia constante en el Valle de México desde antes de los aztecas, aunque le preocupa su futuro debido a la alteración de sus ecosistemas a causa de la depredación humana. “Con frecuencia veo a alguno atropellado en su intento por cruzar alguna calle, carretera o avenida”.
Por ello considera importante los esfuerzos de investigación como el realizado en la FES Iztacala, pues no sólo ayudan a conocer mejor a este animal, sino a la biota nativa del área metropolitana, en general. “Ojalá este trabajo, como el que realizan otros colegas, ayude para que los cacomixtles sigan aquí, como lo han hecho siempre”.