Hijos de reclusas cumplen condenas

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Niños desde los primeros días de nacidos ya están condenados a purgar una pena, por delitos que jamás cometieron, en el Centro Femenil de Readaptación Social Tepepan, donde sus madres fueron condenadas hasta a 50 años de prisión.

Como suele suceder, por lo general los hijos pagan los errores de los padres, y los condenan al encarcelamiento, aunque nada tuvieron que ver con los delitos que cometen las madres solteras.

El secretario de Gobierno  del Distrito Federal (SGDF), Héctor Serrano Cortés, anunció que antes de concluir el año, las internas que se encuentran en el Centro Femenil de Readaptación Social Santa Martha Acatitla, en compañía de sus hijos, serán trasladadas al Centro Femenil de Readaptación Social Tepepan.

 En el marco del Pronunciamiento sobre el Derecho de las Niñas y los Niños de las Madres y Padres en Reclusión, celebrado en la sede de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Serrano Cortés detalló que de esta forma se evitará que los menores convivan con internos que compurgan alguna sentencia, lo que brindará una protección adicional.

 Explicó que en el Centro Femenil de Readaptación Social Tepepan se concentrará a las internas de la tercera edad y a quienes reciban tratamiento psiquiátrico, las cuales estarán ubicadas en un lugar especial.

 El secretario de Gobierno añadió que a partir de la próxima semana habrá un médico con la especialidad de pediatría las 24 horas del día, lo que permitirá atender cualquier necesidad de los menores.

 Explicó que actualmente el Gobierno del Distrito Federal (GDF) aporta a las madres cuyos hijos se encuentran en periodo de lactancia, leche, pañales y cuando es necesario medicamentos; y el Sistema de Salud de la Ciudad de México (SSDF), aplica el esquema completo de vacunación para proteger a los infantes.

 Serrano Cortés recordó que los menores pueden permanecer con sus madres hasta la edad de cinco años diez meses, posteriormente deben salir, motivo por el cual anunció que en un trabajo conjunto con el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Distrito Federal (DIF DF), se realizará un programa que permita estar al tanto de quién o quiénes se harán cargo de los menores y se dará seguimiento a cada uno de ellos con el fin de garantizar su buen desarrollo.

 Mientras esto ocurre, los pequeños son atendidos en un Centro de Desarrollo Infantil (Cendi), por personal capacitado que realiza las actividades con los estándares exigidos por las autoridades educativas para el buen desarrollo de las niñas y los niños que ahí se encuentran.

Cabe mencionar que el diario nacional “El Punto Critico”, durante una visitas que hizo al interior de este centro de rehabilitación, se percato que se concentraban mujeres jóvenes a quienes las utilizaban para la prostitución.

E, inclusive de estos casos tomo conocimiento la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), y diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), quienes exigieron que se tomarán medidas preventivas de seguridad y castigarán a los presuntos responsables. Pero como suele suceder nada paso. Todo lo taparon con un “dedo”.

Aunque las autoridades correspondientes trataron de evitar el escándalo y negaron los delitos, recordaremos que un grupo de reclusas decidió denunciar la red de prostitución integrada por custodios y servidores públicos en cárceles y tribunales capitalinos.

La CDHDF coadyuvó a destapar la cloaca del comercio de internas en los túneles de los juzgados federales: una realidad consentida por las autoridades penitenciarias, misma que hoy buscan minimizar, eludiendo así su responsabilidad en el problema.

Los días de audiencia, los túneles de los juzgados varoniles se convierten en callejones de lenones.

Ahí las prisioneras que acuden a alguna diligencia son prostituidas por los custodios quienes las ofrecen como mercancía a los internos.

El trueque de dinero a cambio de sexo acontece con el aval de las autoridades.

“El Jefe” –como se refieren las internas al custodio en turno que las vigilancia– es quien pone las reglas e indica los espacios donde puede llevarse a cabo el acto sexual. Éste tiene lugar entre presos y presas, en los baños o las salas de espera.

“Los baños de los juzgados federales son los más limpios y es donde tienen sexo internos e internas, aunque hay otro lugar denominado La Cava, el cual se ubica en el paso hacia los juzgados… que también alquilan para tener relaciones”, relata una de las víctimas”.

Ahora, cual es el futuro que les repara a todas las presas que fueron enviadas al Centro de Readaptación Social Tepepan.

También quedó demostrado que más allá de consentir la prostitución en estos espacios, algunos funcionarios, aprovechando el poder de sus cargos, acosaban a las internas para que tuvieran relaciones sexuales con ellos al interior de los reclusorios a cambio de privilegios como permitirles tener un celular, una televisión o dinero.

“Lo que nos parece más grave es que desde nuestra perspectiva existe una red de trata de internas. Hay una especie de explotación de la prostitución ajena, sabemos por testimonios que estos cobros que hacían las mujeres también implicaban una parte del dinero, una parte de la paga para los propios custodios, entonces sin duda ahí hay explotación de la prostitución ajena”, acuso el presidente de la CDHDF, Luis González.

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