El día de ayer tuve la oportunidad de estar en un evento gigantesco de una casa de bolsa en la zona de Polanco, francamente
me anime gracias a que el mejor propagandista del país… el mismísimo presidente López Obrador le dió cantidad de visibilidad al evento, lanzando como siempre veneno hasta por los codos, en esta ocasión dirigido al expresidente Ernesto Zedillo que fue uno de los oradores principales, junto con el expresidente español Aznar.
Hubo un par de paneles interesantes antes del plato principal, entre ellos una mesa de discusión en la que se reunieron Javier Tello, Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín y que modero Armando Ríos Piter, la frase de la tarde se la llevo Tello diciendo que “el populismo erosiona o francamente mata a la democracia mexicana”.
Y esto convirtió la tarde en el gran coloquio de la Democracia y el Populismo.
Aguilar Camín con mucha razón, dijo que nunca nos han mentido tanto a los mexicanos como nos miente el Sr. López todos los días, en cada eterna mañanera y que esos engaños son la base de todos los populismos.
Castañeda puso la nota cómica al decir que los americanos la tienen difícil, ya que no sabrán si votar por un loco o por un ruco.
La que estuvo mucho más seria, fue la intervención del expresidente Zedillo, que con la coherencia de un digno profesor de Yale, hablo de la situación de nuestro país, de los peligros que corre la Democracia en México y de pasadita respondió a las increpaciones de AMLO en los últimos días, con una elegancia enorme enunciando hechos no emitiendo juicios.
Zedillo comentó que cada vez que algún político quiere insultar a alguien le dice neoliberal, “Yo no tengo nada de neo y menos a mi edad, soy liberal y punto” aclaró.
Dijo que la economía de mercado es solamente un instrumento para alcanzar el progreso, uno de muchos instrumentos.
La democracia como ejercicio de derechos y cumplimento de obligaciones también es un instrumento para el bienestar colectivo.
Señaló que hoy, la democracia no es la excepción sino la regla en gran parte del mundo y que eso no debe de cegarnos para no ver los tropiezos de la misma, que pueden provocar un descontento en la gente, que sin duda es aprovechado por los políticos populistas, para lograr una regresión política considerable, para limitar las libertades entre muchas otras cosas.
Las fallas de los gobiernos democráticos, señalo Ernesto Zedillo, han abierto espacios para que el populismo haya renacido en algunos de nuestros países, sobre todo en Latinoamérica, para que se apoderen del poder, sin libertades, utilizando la fuerza del estado.
Los populistas han aprendido cómo funciona el sistema, les gusta la democracia por qué les da la libertad de acceder al poder y al llegar a él, la erosionan para eternizarse a través del engaño, de la demagogia, del populismo.
No puedo más que concordar con Zedillo cuando señaló que los pueblos son susceptibles a que se les ofrezca que caerá el “mana” del cielo sin hacer esfuerzo y hay quien promete bienestar sin límite para ellos y les funciona, por ello uno de los principales productos de exportación de América latina es el populismo, así que hay que estar alerta a este riesgo y tratar de ganar esta pelea, que es de ideas, buscando en las políticas públicas efectivas que proporcionen mayor igualdad, pero sin quebrar la economía de nuestros países.
El expresidente Aznar por su parte, señaló que casi todos los países del mundo tienen los mismos problemas internacionales por ejemplo sufrimos todos de las consecuencias de la revolución tecnológica que para los sistemas sociales ha sido extraordinariamente disruptiva y ha alterado al comportamiento y la competencia entre poderes.
Declaró que la democracia es el mejor sistema de los que hay, pero es muy frágil.
“Solo cuando un sistema se convierte en autoritario se denostan las bondades de la democracia” Los populismos buscan soluciones fáciles en un mundo complicado que son inviables, son mentiras para engañar a la gente.
Las amenazas populistas del mundo de hoy son los de las sociedades fragmentadas que no comparten ideas y objetivos comunes.
Es necesario que exista un diálogo nacional centrado, que permita fortalecer las instituciones y tener un objetivo común.
Los populistas no pueden continuar manoseando las instituciones y utilizandolas en su favor para manipular a la opinión pública.
La democracia no es un sistema perfecto, pero es mejor poder expresarse libremente, a no poder hacerlo, poder crear una empresa a no poder crearla.
La desinformación y la manipulación no generan diálogos y progreso.
Ante la pregunta del moderador, Leo Zuckerman
sobre ¿Cómo recuperar el centro democrático?
Aznar respondió que depende de los liderazgos y de los dirigentes, tanto los prejuicios como la utilización de la desinformación para manipular a la opinión pública son los peores enemigos del dialogo, señaló que
“Los europeos nos matábamos a conciencia hasta que llegó la 2a guerra mundial, después de esa catástrofe, decidimos dejar de matarnos y hacer una comunidad, buscar objetivos comunes”.
Aznar concluyó contundente diciendo que donde no hay ley hay tiranía, no se puede vulnerar al estado de derecho por qué eso afecta la convivencia de las personas.
Zedillo al responder la pregunta de Zuckerman dijo que si los actores políticos aceptan que viven en una democracia tienen que aceptar vivir en la legalidad, lamentablemente en América latina los liderazgos hacen que gane el poder sobre la democracia.
Dijo que en este tipo de gobiernos todos los días se trabaja en eliminar los pesos del poder público, procuran tener un congreso sumiso mayoritario y cuando alguno de los otros poderes del estado hace su trabajo como en México lo ha hecho la Suprema Corte de Justicia, el gobierno hace lo posible por desprestigiarla y por integrarla con personas que se van a atener al soberano.
“Cuando se debilitan los contrapesos del poder público se cuestiona al poder judicial, se destruyen a los órganos autonómos del estado, cuando se utilizan las políticas públicas para fomentar el clientilismo político, no pueden decir que sigue habiendo democracia. “No puede haber democracia sin estado de derecho”; Salir con el argumento de lo dirá la ley pero para el pueblo bueno no es justo y por lo tanto se hace lo que yo digo, es entrar en la tiranía.”
concluyó Zedillo.