Cuando un país tiene ante sí una de las renegociaciones comerciales más importantes de su historia reciente —
la modernización del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, que deberá estar listo en 2026— lo menos que se espera de su jefa de Estado es claridad, visión estratégica y un profundo entendimiento de prioridades nacionales. Cuanto más, cuando nuestro vecino del norte complica las negociacones del TEMEC y coquetea con hacer acuerdos aisalados con sus dos fronteras, en ese marco, México debiera estudiar a consciencia una propuesta con la UE que desahogara un poco la presión economica que le puede significar un acuerdo no tan favorable con sus vecinos cercanos. Pero en vez de eso, la presidenta Claudia Sheinbaum decidió reducir la visita de Emmanuel Macron a un gesto simbólico: pedir el regreso de códices prehispánicos que se encuentran en museos franceses, en particular del Codice Azcatitlán.
Por muy legítima que sea la aspiración cultural, el mensaje político fue un desatino, salió a destiempo no anunciar su planteamiento macroeconómico a Francia, sino a decir que iba a pedir que se regresaran estos valiosos documentos a México, como historiadora del arte, entiendo el reclamo, solo me gustaría decirle a la Presidenta que se forme detrás de Egipto, Grecia, Italia y tantas otras naciones que han solicitado la devolución de su patrimonio y que se hayan obtenido como se hayan obtenido, son hoy en día las joyas de museos como el Louvre.
La Presidenta quiere torcer el brazo a la delegación francesa con el tema equivocado, como siempre a la 4T le importa mas el pasado que su desempeño actual y que el futuro de México, solo falta que exija a Macron que pida perdón por la Guerra de los pasteles o por la 2a intervención francesa, en lugar de negociar aranceles y convenios de colaboración con Francia.
México no puede darse el lujo de convertir una visita de Estado con una de las potencias económicas más relevantes del planeta en un escenario para debates museísticos, mientras Europa define hacia dónde quiere orientar sus alianzas estratégicas. Mucho menos cuando el acuerdo comercial vigente —firmado hace más de dos décadas— ya no responde ni a la realidad tecnológica, ni energética, ni industrial de nuestro país.
La pregunta no es si queremos recuperar nuestros códices —por supuesto que sí—, sino cuál es la prioridad que un jefe de Estado debe comunicar frente a un aliado crucial en medio de un contexto internacional convulso y una economía mexicana que necesita certidumbre.
La señal enviada fue, en el mejor de los casos, ingenua. En el peor, una distracción calculada para evadir la urgencia de abordar temas de mayor trascendencia: inversiones, competitividad, transición energética, cooperación tecnológica, seguridad jurídica y cadenas de suministro. Todo aquello que realmente define el futuro económico de México.
La Unión Europea está repensando su relación con América Latina. Estados Unidos atraviesa un momento de tensión electoral y comercial. Y México, en vez de posicionarse como un socio confiable capaz de atraer capital europeo, lanza mensajes que parecen diseñados para las redes sociales, no para la diplomacia estratégica.
Esperemos que la presidenta Sheinbaum no pierda la oportunidad de fijar postura sobre el acuerdo que deberá renegociarse en 2026 ni la oportunidad de exhibir liderazgo económico, ni la oportunidad de mostrar que entiende la dimensión real del momento.
En diplomacia, el símbolo importa, pero la agenda importa más.
Y cuando un país confunde sus prioridades, el mundo también las confunde sobre él.
México necesita mucho más que una colección de códices para fortalecer su lugar en el siglo XXI. Necesita visión, inteligencia estratégica y un liderazgo que no reduzca los grandes debates internacionales a anécdotas culturales o a lamentos nacionalistas.
Porque mientras nosotros hablamos de códices, las potencias hablan de energía, de inteligencia artificial, de seguridad continental, de mercados, de inversiones y de futuro.
Y ahí es donde México debería estar.
Alejandra Del Río
@alejandra05 @aledelrio1111
Presidenta de PR Lab México, Catarte y Art Now México, ha escrito columnas sobre política, arte y sociales en muchos de los medios más reconocidos del país, particularmente en el Heraldo de México, El Punto Crítico y en el Digitallpost. Ha participado en numerosos proyectos de radio a lo largo de 20 años, hoy además dirige el podcast Fifty and Fabulous en Spotify.