LIC. ADÁN AUGUSTO LÓPEZ, SECRETARIO DE GOBERNACIÓN
"El totalitarismo siempre será una tentación": Isabel, reina
“¿Qué falta?”, se preguntó el presidente al referirse a la actual Carta Magna del país, durante la celebración del aniversario de la Constitución. Él mismo se contestó: falta una reforma electoral mediante la cual los consejeros del Instituto Nacional Electoral y los magistrados del Tribunal Electoral no sean “empleados del presidente o de los partidos, sino autoridades verdaderamente independientes, de inobjetable honestidad, con vocación democrática.”
Partamos de la base de que toda legislación es perfectible y que la Ley General de Instituciones y Procedimiento Electorales no es la excepción. Celebraría que la Cámara de Diputados trabajara en serio en simplificar la LGIPE, a fin de reducir la complejidad y el costo de las múltiples tareas del INE. Este es un punto importante: si nuestra ley electoral es abigarrada, ello se debe a las decisiones de los diputados que en distintas épocas la elaboraron y modificaron. Una vez ajustada la LGIPE, sin duda se podría perfeccionar el INE. Para mí, eso es lo que falta.
Desde que se creó el INE, ¿cuándo hemos visto que algún consejero se comporte como “empleado del presidente”? Si así fuera, el Instituto no gozaría de la confianza del 70 por ciento de la población.
Por lo que hace a la independencia del INE, basta ver el último diferendo que tuvo con los poderes Ejecutivo y Legislativo por la falta de asignación de presupuesto para la consulta de revocación de mandato. El INE acudió a los canales legales para solicitar fondos y cuando le fueron negados, “apechugó” el resultado; con menos casillas, pero la consulta va. Dejar de poner trampas al INE para después criticar su desempeño, eso es lo que falta y eso es responsabilidad del presidente.
Andrés Manuel López Obrador quiere, dice, que en México se acaben los fraudes. Cabe precisar que éstos no se cometen en el INE, sino afuera y corren a cargo de los partidos; me refiero a la compra de votos, reparto de despensas, rebase de topes de campaña y muchas otras actividades ilegales del folklor político mexicano.
Cuando estas conductas son detectadas, el INE impone sanciones, como fueron los casos de los precandidatos morenistas de Guerrero y Michoacán. Las sanciones no son discrecionales, ni las que se le ocurran a tal o cual consejero, sino las que la ley marca. Exigir a los partidos y grupos políticos una conducta ética y legal, eso es lo que falta.
Dice el presidente que “en el caso del INE, tenemos que buscar que esté a la altura de las circunstancias y que respeten la voluntad del pueblo, que haya elecciones limpias y libres”. El Instituto ha respondido cabalmente, incluso en aquella cerrada elección de 2006 que AMLO no parece superar.
Si tanto le preocupa a AMLO la limpieza de las elecciones y que los ciudadanos votemos libremente, más atención debería poner a la influencia del crimen organizado en los comicios. Ese sí que amenaza nuestra libertad. En la pasada contienda electoral fueron asesinados 79 políticos, 28 familiares de políticos, 91 servidores públicos sin militancia y 31 candidatos (Etellekt, 2021). Eso es lo que falta abatir.
Dicen los estudiosos de la ciencia política que los estilos totalitarios de gobernar se caracterizan por subordinar todas las actividades de la vida política a sus intereses; entienden la rendición de cuentas solo hacia el líder superior y no hacia la sociedad; hacen todo por centralizar las decisiones y el poder, así como exigir lealtad ciega a la cabeza máxima.
¡Alejarnos de la tentación autoritaria, eso es lo que hace falta!
Investigación: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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