"El hombre es un mero mortal; no adquiere entidad divina por desempeñar un cargo público": Ibiza Melián
Ayer les di cuenta sobre la intención de la 4T de cerrar 17 organismos descentralizados y desconcentrados de la administración pública federal y ofrecí abordar tres casos en particular. Hoy toca el relativo al combate a la corrupción, principal bandera de la 4T para llegar al poder.
Debo confesar que yo imaginé al Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) se convertiría en el organismo favorito del actual presidente; lo mismo pensé que ocurriría con el Instituto Nacional de Transparencia y con la ONG Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. Ingenuo de mí. No solo no los “peló”, sino que este último es visto por Palacio Nacional, de tiempo atrás, como un acérrimo enemigo.
El SNA no es para atender los casos como el de Emilio Lozoya; para eso están la Auditoría Superior de la Federación y la Fiscalía General de la República. El SNA está para prevenir, fiscalizar, detectar y sancionar esos actos de corrupción menores, generalizados y sistémicos que a ustedes y a mí nos cuestan 13 mil millones de pesos al año. Le hablo de la corrupción en ventanilla o en un trámite y que a diario pega en nuestros bolsillos.
Por ello, el SNA ha puesto énfasis en desarrollar instrumentos para detectar dónde están los huecos que permiten la corrupción, sean éstos procedimentales, legales y/o administrativos. Desde luego, el SNA da seguimiento a que sus recomendaciones se cumplan, bien sean ajustes a procesos o sanciones concretas. Por cierto, poca es la difusión hecha a su trabajo y constituiría un importante avance conocer el santo y seña de los violadores.
El SNA es un espacio de trabajo y coordinación para todos aquellos entes con tareas anticorrupción, tales como la Auditoría Superior de la Federación, la Fiscalía del ramo, la Secretaría de la Función Pública, el Instituto Nacional de Transparencia, el Tribunal de Justicia Administrativa y el Consejo de la Judicatura. Dichos entes tienen la visión macro.
Lo interesante del SNA es que además de esta estructura vertical, también tiene una horizontal, pues en cada entidad hay una organización espejo llamada Sistema Estatal Anticorrupción. Además, cuenta con un agregado valioso: un Comité de Participación Ciudadana.
Ustedes se preguntarán, ¿para qué queremos al SNA si hay una Secretaría de la Función Pública? Pues resulta que ésta última, lo mismo que la Auditoría Superior de la Federación, solo se ocupa de dineros federales y no puede intervenir en los malos manejos de recursos estatales.
Ahora, supongamos que una Contraloría estatal se hace de la vista gorda o que el gobernador no quiere apretar las tuercas a la transparencia y la honestidad. Para eso está el SNA, pues ahí se echan ojo los unos a los otros. Por ejemplo, ya se tiene claro que los habitantes de Durango (mi tierra querida…), Ciudad de México, Estado de México y Quintana Roo tienen mucha mayor probabilidad de ser víctimas de la corrupción.
Bueno, pues resulta que la 4T tiene la brillante idea de desaparecer la Secretaría Ejecutiva (SE) del SNA. Tengo copia del oficio 113/CJEF/CALEN/02317/202 que la Consejería Jurídica de la Presidencia envió el pasado 19 de enero al SNA, en el que le pide hacer “la evaluación del impacto presupuestario” de la eliminación de la Secretaría Ejecutiva.
Ya ni la burla perdona la 4T. De eliminar la Secretaría Ejecutiva, el Sistema quedarìa en una mesa de mucha discusión, pero sin acciones concretas y más valdría eliminarlo por completo. Pero eso se vería muy mal, ¿verdad? Hay que guardar las apariencias.
Una cosa debemos tener clara los ciudadanos: a mayor concentración de poder, menos transparencia y mayor facilidad para la corrupción.
No se extrañe la 4T de que México siga en el lugar 124 de entre 180, países como uno de los más corruptos del mundo.
¡Vaya, Dios..!
Investigación: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.