MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR, PRESIDENTE DE LA SCJN:
"Matar la libertad de expresión es insultar reprimir los derechos humanos, es la naturaleza humana y la verdad...": Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz.
Hoy, sin duda, será un día a recordar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde el Pleno discutirá una acción de constitucionalidad relacionada con el derecho a las audiencias (DA).
Lamentablemente, en esa discusión lo que está en juego no es la defensa de los derechos del público, sino la pretensión del actual régimen para establecer un método de censura y limitar la libertad de expresión.
Permítame un poco de contexto para nuestros lectores:
Legisladores afines al actual régimen promovieron una reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones (LFT) que obligaría a los conductores de un programa y a los invitados a diferenciar lo que es información de lo que es opinión. Me parece innecesaria tal distinción, pues los programas de televisión y radio lo hacen; es decir, en su caso incluyen descripciones como “mesa de análisis” o “la opinión de los expertos”. En cuanto a los conductores de noticias, cuando presentan a un analista, suelen preguntarle claramente: “Fulanito, ¿qué opinas del tema X…?”
Pero hay una línea delgada en las entrevistas y otros géneros.
Imagine, ministro presidente, por ejemplo, que el conductor “A” entrevista al abogado de los padres de los 43 jóvenes muertos en Ayotzinapa y que sus respuestas fueran críticas a la Comisión de la Verdad, ¿acaso el conductor debe interrumpir al señor a cada momento para hacer saber a la audiencia que eso es una opinión? ¿O podría ser que lo dicho por el abogado sea más cercano a la verdad de los hechos?
Siguiendo el hipotético caso, si el conductor “A” no estableciera la obvia distinción, un representante de los DA podría imponer multas al canal y/o estación e, incluso, llevar el asunto a la suspensión precautoria de transmisiones. Lo mismo ocurriría si, a criterio del órgano regulador, el canal/estación no cumple con un código de ética que, casualmente, dictaría el propio gobierno.
Aquí es donde, como diría el clásico de Palacio, el gobierno tendría “apergollados” a los medios de comunicación. Me explico:
Las sanciones se fijarían con respecto al porcentaje de ingresos anuales, pero prevalece la pregunta: ¿La sanción será mayor cuando el órgano considere que es más grave la falta de distinción? Y entonces, ¿bajo qué criterio se establecerá la gravedad? Peor todavía, si el órgano regulador ordena la suspensión precautoria de las transmisiones, imagínese la pérdida económica para las empresas: pago de salarios mientras no hay producción ni difusión de programas, incumplimiento de contratos de publicidad con los anunciantes, etc.
En síntesis, pondría a las empresas radiodifusoras en riesgo de morir económicamente; el camino para evitarlo sería la autocensura.
¿Dónde quedaría la libertad de expresión? En el cajón de los recuerdos.
Ahora que si la SCJN decide que la LFT está muy bien y que no vulnera uno de los derechos constitucionales más altos, como la mencionada libertad de expresión, pues le cuento que se tendría que empezar por limitar las mañaneras.
Los medios oficiales transmiten en directo dichas conferencias del presidente, quien se dedica a opinar sobre acontecimientos nacionales de la mayor relevancia. Porque cuando dice que él tiene “otros datos”, nunca los muestra, ni sabemos donde están. Permítame un ejemplo:
En el caso del diferendo que EUA y Canadá tienen con nuestro país por la actual política energética mexicana, el presidente nunca ha dado datos duros, ni ha informado cuál sería la sanción económica que nuestro país deberá de pagar, ni con base en qué articulado del T-MEC se sustenta la postura de su gobierno. El presidente simplemente dice que los neoliberales vendieron al país, que no somos colonia y otras opiniones similares.
De acuerdo con la pretendida LFT, los medios oficiales deberían indicar que las mañaneras solo son la opinión del presidente…
En fin, ministro Zaldívar, espero que dentro de los últimos actos de su presidencia al frente de la Suprema Corte no incluya el entierro de la libertad de expresión, ni aporte un dardo más a nuestra democracia.
Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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