Senadora. Xóchitl Gálvez:
¿Quién sería feliz en México sin libertad de expresión…?
Permítame, senadora, transcribirle un largo párrafo que aquí publiqué, si la memoria no me falla, el 20 de septiembre del pasado año 2019, y que fue por el rumbo por el que usted se fue ayer:
“Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador dedicó parte de su conferencia mañanera y un mensaje posterior en redes sociales para quejarse de que los medios lo critican en 66 por ciento de las columnas de la prensa nacional. Más allá de la pobre metodología del ‘estudio’ -sin contraste con las columnas publicadas en gobiernos previos y con los datos de un solo día-, llama la atención que el presidente de la República dijera que ‘no suena lógico, suena metálico’, insinuando así que la motivación para criticarlo es la corrupción periodística.
“Cuando un presidente de la República acusa de un delito y de forma sistemática, sin pruebas, a un grupo de periodistas, lo que hace es incitar a la violencia de sus subordinados y de sus admiradores contra ellos. Lo dicen también organizaciones defensoras de la libertad de expresión, nacionales y extranjeras. Eso sí no tiene precedentes…”
Más grave aún es cuando el presidente acusa –como es su caso- sin tener razón: un supuesto rechazo de usted a los programas sociales lopezobradoristas. Nada más lejos de la verdad sobre este punto específico.
Como usted ve, a pesar de que en lo que hoy escribo pareciera que sólo usted y yo tenemos desavenencias con el jefe del Poder Ejecutivo Federal, pero sólo somos dos de tantos que nos hemos ido acumulando con el paso de los años del gobierno federal en turno a fuerza de que el jefe del Ejecutivo es quien nos ha provocado con diversas actitudes y declaraciones sobre diversos asuntos de interés nacional realizadas desde que inició su mandato.
Como también hay otros senadores, otros periodistas y cada vez más ciudadanos que integran algo así como un cada vez más cuantioso ejército de defensores de la libertad de expresión que protege a todos los mexicanos.
Y como también puede usted coincidir, Andrés Manuel López Obrador ha sido desleal a sus propios propósitos personales -como lo viene manifestando desde sus campañas electorales presidenciales-, de obrar siempre con la verdad y de respetar incluso la opinión de políticos y ciudadanos en relación con las desviaciones de su gobierno.
En muchos aspectos López Obrador es un político nato, por vocación y por formación. Esto no lo podemos negar. Pero irresponsables seríamos si nos negáramos a señalarle y hasta a censurarle los vaivenes que su conducta, de todos conocida, gracias a la forma de relación y de comunicación que él mismo quiso establecer con la ciudadanía en general, en importante medida diferente a la de sus antecesores.
Se ganó la Presidencia por ser el único que recorrió el país de palmo a palmo, de manera que conjuntó elementos para su probable administración también como ningún ejecutivo anterior. Entonces, si cuenta con tan rico bagaje, debiera abrir sus maletas para extraer de ellos lo que ahí guardó y que supuestamente tenía ya incorporados a su programa de gobierno; pero vemos que, o no lo hizo, o borró de ahí.
Ese, senadora, es su problema, no el nuestro. Nuestras obligaciones, de senadora usted, de periodista yo, en múltiples casos se parecen y algunas son idénticas. No estamos equivocados si señalamos errores, ineficiencias, insuficiencias al Ejecutivo de la Unión en su tarea. No, mientras lo hagamos con el respeto que su investidura nos impone. Como de su parte, él tiene que respetar la posición y las responsabilidades que nosotros tenemos.
No falta ya mucho tiempo para que concluya el sexenio del actual Gobierno de la República. Si somos buenos mexicanos, tenemos la obligación de ayudarle a hacerlo con honor.
Pero si actuamos así, y él nos responde con gritos y soplidos, pues allá su genio…
Y que el tiempo corra.
Leopoldo Mendívil
Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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