Hablemos de lo que importa (2): INSEGURIDAD

A LOS PRESIDENCIABLES:

"La seguridad de mi pueblo es mi más sagrado deber.": José de San Martín

De tanto leer, ver y comentar el tema, la inseguridad forma parte ya de nuestra normalidad. Nada más ayer se reportaron 12 masacres ocurridas en Veracruz a lo largo del año y la operación de seis grupos criminales en la entidad (Héctor de Mauleón, El Universal).

El caso que me dejó con la boca abierta es el de Tamaulipas, pues según reporta Salvador García Soto, los presidentes municipales ya no necesariamente reciben dinero del crimen organizado. Ahora resulta que ellos les tienen que pagar derecho de piso, además de entregarles, en una suerte de “concesión”, los servicios de seguridad y recolección de basura (El Universal). No, pues ya no es como antes, caray…

Pobre Tamaulipas, desde hace un par de meses no ve la suya. Algo parecido se ve en Baja California con asesinatos en pleno rally de autos… O en San Luis Potosí con secuestros a migrantes… O en la autopista a Cuernavaca con el asalto a automovilistas varados…

Y es que, miren ustedes, en esto de la violencia y la delincuencia hay que tomarse las estadísticas con mucho cuidado. La 10ª Edición del Índice de Paz México, realizada: con mucha seriedad por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), indica que esta última mejoró en 0.9 por ciento durante 2022 y que la tasa de homicidios se redujo en 7.9 por ciento.

Estas cifras han de poner muy contento al habitante de Palacio Nacional. Sin embargo, estas mejorías vienen después de llegar a una cifra muy alta: más de 30 mil víctimas por año. De hecho, el IEP hace notar que “México fue sustancialmente menos Pacifico en 2022 que en 2015. Durante ese periodo, la paz en México se deterioró en un 14.8%. (…) La tasa de homicidios, por ejemplo, fue 62.6% más alta en 2022 que, en 2015, mientras que la tasa de delitos cometidos con armas de fuego fue 68.3% más alta.”

La delincuencia común también ha crecido exponencialmente: feminicidios, desapariciones, secuestros, asaltos en transporte y en vía pública y ahí le paro porque la lista es interminable.

Llevamos dos décadas, tres gobiernos de alternancia en la Presidencia, un montón en las gubernaturas y nadie le encuentra la cuadratura al círculo.

Allá por 2015 se promovió la creación de un Mando Único para que las entidades tuvieran una sola policía estatal, prácticamente absorbiendo a las policías estatales que servían (y sirven) para nada y para nada…

La iniciativa no pasó en el Congreso. Para mí que los gobernadores le sacaron al bulto, dejando la responsabilidad al gobierno federal so pretexto de que la mayor parte de los delitos son de ese orden. Nuevo León y algún otro estado sí desarrollaron la propuesta a título propio y les funciona muy bien.

Ahora tenemos a la Guardia Nacional y una Fiscalía General, pero no se ve que las cosas mejoren sustancialmente. Es fecha que 41 por ciento de sus cuerpos no completan los exámenes de control de confianza, siendo que dicho requisito es obligatorio.

En esto de la seguridad y la impartición de justicia hay una laguna enorme. En Palacio Nacional se quejan de que los jueces liberan a presuntos delincuentes. No dudo que haya jueces corruptos, pero también es harto frecuente que las policías investigadoras armen los expedientes con las patas. Este es el segundo elemento infaltable para la impunidad rampante en la que vivimos.

Las fiscalías cuentan con órganos internos de control y aun así la mitad de las carpetas iniciadas se quedan en “el archivo temporal”, o sea, el limbo (INEGI 2019. Y eso que solo se denuncia del cinco al 10 por ciento de los delitos cometidos. ¿Ineficiencia? ¿Incapacidad? ¿Corrupción? ¿Negligencia? ¿Todas juntas…?

Esta administración y la anterior, por lo menos, no pueden quejarse de falta de cooperación de la sociedad civil organizada. Ahí están México Unido por la Delincuencia,  Impunidad Cero, Mexicanos contra la Corrupción y World Justice Project-MX, por citar a las más conocidas. Hasta 2018, había dos mil 710 organizaciones de este tipo en todo el país (Nexos, 26/02/2018); tal vez algunas languidecieron y otras se crearon, pero la cifra debe rondar por lo mismo este año.

Somos muchos los mexicanos que ya no sabemos qué nos pega más, si la angustia de que en cualquier momento podríamos ser víctimas o el enojo añejado. Es síntesis, ¡estamos hasta la mad%&!

¿Alguna buena idea?

Leopoldo Mendívil

Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

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