LIC. DAVID MONREAL ÁVILA, GOBERNADOR DE ZACATECAS:
"Lo que nos queda es encomendarnos a Dios": David Monreal
Algo no me cuadra entre lo que se dice y lo que pasa en Zacatecas, entidad que usted gobierna desde 2021.
En su último Informe de Gobierno, usted aseveró que se invirtieron mil 400 millones de pesos para atender la inseguridad, de los cuales, 750 millones se destinaron a la modernización del sistema de vigilancia C5. La coordinación con la Guardia Nacional no parecería ser mejor según su informe, pues se han instalado nuevos cuarteles, y se crearon las Fuerzas de Reacción Inmediata, dependientes de la Policía Estatal Preventiva.
El número de detenciones del fuero federal, esto es, delitos cometidos por el crimen organizado (CO), se cuadruplicaron y los homicidios dolosos han tenido una disminución de 28 por ciento en comparación con el año anterior.
Entonces explíqueme, señor gobernador, ¿por qué 90 por ciento de los habitantes de Zacatecas afirman vivir en ciudades inseguras? De hecho, la percepción negativa ubica a su estado 28 puntos por encima de la media nacional, además de que Fresnillo y la capital estatal encabezan la lista de ciudades peor calificadas (INEGI 19/07/2023).
A ver si este dato le ayuda, don David:
Aun cuando Zacatecas ocupa el lugar 14 dentro del ranking nacional de homicidios dolosos, referidos éstos en números absolutos, lo cierto es que por cada 100 mil habitantes hay 87 víctimas. Tal proporción coloca a su entidad en el ignominioso segundo lugar a nivel nacional (INEGI, 25/07/2023). Efectivamente, esta cifra fue menor que la de 2021, pero sigue siendo descomunal.
En abundancia de lo anterior, según medios locales, en Zacatecas han ocurrido por lo menos siete masacres en los últimos 12 meses, como el asesinato de un grupo de motociclistas en plena capital estatal en el pasado abril.
Hay otra cifra alarmante:
Desde 2019, el número de desaparecidos en Zacatecas se incrementa año con año, hasta llegar a tres mil 840 en 2022. Al primer semestre de 2023 ya son 684 y, de continuar la tendencia, este año acumulará el mayor número de desapariciones desde 2018.
Este es el lamentable y triste contexto en el que viven los zacatecanos, como los siete jóvenes que fueron secuestrados el pasado 24 de septiembre en Malpaso, municipio de Villanueva. No andaban de juerga; estaban dormidos cuando un grupo armado los sacó del rancho El Potrerito.
Sería buena idea que, como parte de las prestaciones laborales, a los policías de la estación ubicada a 200 metros del mencionado rancho les fueran revisados los oídos por un otorrinolaringólogo. No escucharon los balazos que como siniestro preámbulo lanzaron al aire los secuestradores de los siete jóvenes.
También le sugiero comprar un buen reloj y un ábaco a la policía estatal, pues en conferencia de prensa informó que tardaron 15 minutos en enviar cuatro patrullas a El Potrerito, pero resulta que solo llegó un agente desarmado y lo hizo varias horas después.
Las fuerzas de seguridad no se pusieron las pilas para encontrar a los jóvenes, hasta que familiares y amigos bloquearon las carreteras. Más a favor de mi argumento: se movilizaron 300 guardias nacionales adicionales para la búsqueda y cuando se lanzaron de lleno a investigar, de inmediato se toparon con dos menores que transportaban armamento para la banda que orquestó el secuestro (¿el CJNG?). A las pocas horas detuvieron a otras cuatro personas fuertemente armadas, y tres días después del secuestro localizaron los cadáveres de los jóvenes y al único sobreviviente.
Casos como el de El Potrerito hacen que un joven zacatecano tenga 70 veces más probabilidades de morir que el resto de los habitantes del país, según investigaciones del CIDE (El País, 28/09/2023). Bien sea que el CO los reclute de manera voluntaria, se los lleve forzadamente, los secuestre para calentar la plaza o lo que usted quiera, el caso es que los malandros se llevan a los jóvenes. La explicación de que el Cártel Jalisco Nueva Generación se está disputando su territorio con el de Sinaloa o con el del Noreste, es absolutamente insuficiente. Eso ya lo sabemos; se están disputando el país entero.
Ahora que minimizar el suceso de El Potrerito, como usted lo hizo, dicendo que “algunos politiqueros” quieren “sacar raja política”, resulta insultante para las familias de las víctimas.
No voy a negar los esfuerzos hechos por su gobierno, pero al menos reconozca que falta mucho por hacer. Mejor explíquenos para qué sirven los seis mil 500 elementos de la Guardia Nacional y los policías estatales destacamentados en Zacatecas.
No alegue haber recibido “una herencia maldita” de gobiernos de otros partidos. Aunque su lealtad política le impida reconocerlo, Zacatecas se empezó a descomponer en 2019, cuando desde Palacio Nacional comenzaron a mandar abrazos al crimen organizado.
Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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