El señor presidente, agazapado en el palacio que les robó a los mexicanos, mantiene el nivel de ocurrencias perversas.
En su cabeza ronda la estulticia de elegir por voto popular a los ministros, magistrados, jueces y demás funcionarios encargados de impartir justicia.
Apoyado por sus lacayos, esos impensantes, cuyo nivel académico sea cual fuere, todo le aplauden y le justifican cualquier barruntada.
El señor presidente a tan solo nueve meses de concluir su mandato, no ha terminado su obra destructiva, al contrario, le ha inyectado fuerza y vigor, la instrucción es penetrar los aparatos encargados de organizar las elecciones, y las que imparten la justicia electoral.
Tareas para las que personalmente se ha involucrado, el Ejecutivo no ha tenido empacho en elegir a quienes harán las tareas que le urgen.
El señor presidente está en lo suyo, a él las leyes le importan una pura y dos con sal, fervientemente apuesta todo por el triunfo de su entenada.
El año entrante, quien llegaré a la presidencia, encontrará una gran deuda, la economía detenida con alfileres, y una grave tensión social, tan grave lo uno como lo otro.
Hoy transitamos con un modelo todavía sobre las bases dé eso que el señor del palacio llama el modelo neoliberal, y que según su demagogia ha sido anulado.
Lamentablemente para sus seguidores López Obrador, los engaña, les miente, para no pocos ya el desencanto de AMLO, se ha tornado en enojo mayor.
Sin dudas, la política en nuestro país se ha vuelto un negocio tan redituable, como los negocios sucios del crimen organizado.
De quinientos diputados que tenemos en nómina con setenta y dos mil pesos, solo veinte o treinta son los que toman decisiones, los demás solo son levanta dedos, aún en comisiones su labor es de obediencia, y eso pasa en todas las fracciones parlamentarias.
Ciento veintiocho senadores, de a ciento cinco mil pesos, una sobrerrepresentación. Por ejemplo, Tlaxcala tiene cuatro senadores, realmente ese pequeño Estado ¿requiere de cuatro senadores?
Parte de un debate sensato, debiera ser la desaparición de las plurinominales, en ambas cámaras, porque además hay que agregar el personal que necesitan, el pago de módulos para la gestión social, y demás extras de lo que no hay claridad.
Al gobierno de Morena, ese bodrio al que llaman “la cuatroté,” la transparencia es algo que detestan, empezando por Andrés Manuel López Obrador.
Montados en el abuso, con un discurso pueril que no resiste ningún análisis serio, adictos a la doble moral, trepados en la ignorancia y necesidad de muchos.
Pero al ciudadano que vive en le palacio al lado de su esposa, y de tesoros de incalculable valor, poco o nada le importa la democracia, la Constitución, las leyes. Atrapado en la curva de la soberbia, de los complejos, de la ignorancia supina, su única misión es consigo mismo, ni su candidata le importa, si ve la necesidad de tumbarla lo hará, no para colocar a otro de su larga lista de arrastrados, sino para prolongar su mandato.
Y quienes aleguen que las leyes no se lo permiten, recuerden, a nuestro presidente, las leyes le tienen sin cuidado.
Las selecciones del próximo año, realmente están en peligro, los mexicanos viviremos lo impensable, lo inimaginable y no, no es exageración. Hasta la próxima. ¡Felices fiestas decembrinas! Descanse en Paz, Don Lorenzo Martínez, a quien dedico está columna.
Hasta la próxima.
Jesús Corona Osornio
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Periodista, Psicoanalista, Director de Analítica Lacaniana, autor de El Acento Periodismo. Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión. con más de 37 años ejerciendo el periodismo en México.