Andrés Manuel López Obrador, está a punto de cometer, con ayuda de una gavilla de pillos en la Cámara de Diputados,
afiliados a Morena, el fraude más grande de nuestra historia.
El señor que se adueño del Palacio Nacional y de el dinero de todos los fideicomisos, para los gastos de sus esperpénticas obras, gravemente costosas.
El ciudadano presidente puesto de acuerdo con los diputados morenistas, pretende hacerse de los fondos individuales de las cuentas de las Afores de los trabajadores.
Lamentablemente el sindicalismo mexicano, cuyas directivas se han coludido con este gobierno de fraudes y mentiras, no harán nada por la clase trabajadora.
Ningún sindicato de nuestro país ha alzado la voz para detener el robo en despoblado, para detener a las hordas morenistas de la HCD, encabezados por Ignacio Mier.
Con tan sólo cinco meses y días para que concluya la pésima administración obradorista, AMLO, pretende dar el golpe final, para no dejar absolutamente nada.
Es incomprensible para una mente racional, que haya personas defendiendo la destrucción de los morenistas, pareciera un cuento de terror, un surrealismo trágico.
Seamos honestos, quién, en su sano juicio, no sería capaz de observar la descomposición social que permea en casi toda nuestra nación.
Muertos todos los días, siete mujeres fenecen diariamente por la violencia de género, desparecidos, fosas con restos humanos por todo el país, robos, asaltos y cobro de piso.
Un presidente que niega la realidad, se esconde en un palacio, -que no le pertenece-, contundentes evidencias de la corrupción de los presidenciales hijos y mucho más.
La narrativa de la realidad, es anulada por la negación cínica de AMLO, no es, cómo muchos afirman, que el presidente viva una realidad paralela, no, no es así.
El señor López Obrador, es un desvergonzado, un vulgar ambicioso, enfermo de poder, un ser cruel, que traicionó a la democracia y a quienes creyeron en él, aunque, aún no lo noten.
La caída de nuestro presidente no será de terciopelo, gane o pierda la señora del oficialismo, el señor López Obrador no tendrá paracaídas.
No robar, no mentir, no traicionar, en la negación, está la afirmación, la prueba irrefutable de que en su sexenio la impunidad sería la característica, su firma.
El obradorato, se consolida en sus momentos finales como uno de los sexenios de mayor impunidad y de protección al crimen organizado, de infinita corrupción.
El sexenio de AMLO será recordado como el sexenio maldito, en el que las Fuerzas Armadas se convirtieron en constructores y administradores de obras que ni de relumbrón llegaron a ser.
El Ejército y la Marina Armada, son utilizadas para tareas que los corrompen, y me refiero a los altos mandos, esos que embelesados por la magia del dinero, y atenidos a la obediencia de los inferiores, se ciegan a la realidad, las tropas no votaran por Morena, así lo juren, los soldados y los marinos de a pie, esos que han sido humillados haciendo labores que no son dignas de sus uniformes, que ven con ira cómo sus superiores se enriquecen, no, no quieren a Morena un sexenio más. Hasta la próxima.
Jesús Corona Osornio
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Periodista, Psicoanalista, Director de Analítica Lacaniana, autor de El Acento Periodismo. Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión. con más de 37 años ejerciendo el periodismo en México.