Mexicali, Baja California.- La primera vez que fui a Mexicali, escuché rumores de "La Chinesca", una red de túneles ocultos donde los inmigrantes chinos de la ciudad crearon su propio barrio chino subterráneo. Era como una leyenda urbana —una ciudad subterránea donde los inmigrantes chinos vivieron lejos del resto de la comunidad y crearon su propia cultura escondida—. Después me enteré de que La Chinesca sí existe y es posible recorrerla.
Rubén Hernández Chen, dueño de una tienda local y director del Comité del Centro Histórico de Mexicali, a veces invita a los turistas a dar un recorrido por los túneles. Chen es reconocido por sus esfuerzos por promover las tradiciones chinas en Mexicali, que incluyen estos recorridos por La Chinesca. Con Chen como mi guía, bajé al frío, húmedo y maloliente inframundo para conocer la vida subterránea que alguna vez existió, destacó un reportaje de Erin Lee Holland del portal Vice.
La mayoría de los inmigrantes chinos que llegaron a Mexicali alrededor de 1900 viajaron para trabajar en la construcción de las vías del ferrocarril y los canales de irrigación con la empresa Colorado River Company, primero en Estados Unidos y luego en México. Cuando terminó la construcción, muchos de los inmigrantes que se habían reubicado a Mexicali decidieron quedarse y vivir en habitaciones subterráneas.
La temperatura en la zona es de más de 40ºC en verano y puede alcanzar los 48ºC algunos días, por eso mismo, el sistema subterráneo permitía que los inmigrantes —que no estaban acostumbrados al calor de México— pudieran desplazarse por la ciudad sin tener que salir a la calle.
La Chinesca subterránea se extiende por todo el centro de Mexicali, un área de la ciudad contigua a la frontera México-EU. Cuando empezó la Ley seca en EU en la década de los 20, la proximidad de La Chinesca con la frontera se volvió una ventaja y los túneles subterráneos se convirtieron en el epicentro de los casinos, burdeles y bares de Mexicali. Según Chen, los contrabandistas empezaron a utilizar el sistema de túneles para traficar licor y permitir que los estadounidenses entraran a los prostíbulos y fumaderos chinos de opio en Mexicali.
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Esteban León, el presidente de la Asociación China de Mexicali, explicó que en la década de 1920, los inmigrantes chinos superaban en número a los mexicanos en la ciudad —10 mil chinos contra 700 mexicanos— y empezaban a tener poder político y territorial. A finales de la década de 1920, la población china ya también había tomado mucha fuerza en el crimen organizado y en los círculos de prostitución que se extendieron a otras partes del país y hacia California.
Todo cambió en 1934, cuando el general Lázaro Cárdenas se convirtió en el presidente de México. Su campaña electoral había planeado una reforma agraria muy ambiciosa basada en el Artículo 27 de la Constitución, que dicta que la tierra debe quedar en manos de mexicanos y no de extranjeros.
Una ola de resentimiento contra los inmigrantes se extendió por todo el país, sobre todo en estados como Sinaloa, Sonora y Baja California. Hubo una fuerte resistencia por parte de los inmigrantes que luchaban por sus tierras, que les fueron arrebatadas por la fuerza. Además, muchos fueron torturados y masacrados en los campos.
Sin embargo, técnicamente, las tierras en Mexicali seguían siendo propiedad de Colorado River Company. Por lo tanto, aunque los inmigrantes perdieron su territorio, no sufrieron la misma violencia que sus compatriotas en los estados vecinos.
La Chinesca se volvió el escondite de cientos de inmigrantes chinos que huyeron de Sinaloa y Sonora buscando refugio en los sótanos de sus compatriotas. Esteban, cuyo padre fue uno de los primeros inmigrantes chinos en Mexicali, recuerda que su padre tenía un bote listo para salir de Ensenada rumbo a Estados Unidos en caso de que la situación en Mexicali se tornara violenta.
Los inmigrantes siguieron viviendo bajo tierra hasta finales de la década de los 70, hasta que las inundaciones los obligaron a salir de ahí. La evidencia de estas inundaciones sigue siendo visible, las paredes pobremente iluminadas en varios sótanos tienen manchas de humedad que llegan hasta las entradas.
Hoy, cuando visitas La Chinesca, sólo quedan esos leves recordatorios de lo que alguna vez fue. Un sótano está decorado como tugurio, con ruletas y barajas; otro tiene los muros pintados con criaturas mitológicas y una cama con pipas largas a la mano. Otros quedaron como simples residencias con reliquias familiares que decoran los muros y los pisos. Y todos los sótanos están llenos de moho, la pintura se les cae poco a poco y muy pocos tienen iluminación.
Hoy hay cerca de 5 mil inmigrantes chinos que viven en Mexicali y la ciudad sigue siendo el epicentro de la cultura china en México. Sin embargo, La Chinesca es un símbolo de la vida subterránea que existió en algún momento y como un testimonio de los conflictos y la persecución que sufrieron durante su lucha por aceptación.