Berlín es famosa en todo el mundo por sus clubes, su música electrónica y su cultura underground, así como por su historia reciente, sin embargo también
posee joyas arquitectónicas y culturales de renombre internacional para los visitantes: una de ellas es la Isla de los Museos.
Situada en el centro de la ciudad, la Isla de los Museos es un conjunto sin igual, donde en escasos metros se pueden admirar la delicadeza del busto de Nefertiti, la monumentalidad del altar de Pérgamon y la belleza de otras maravillas de civilizaciones ya desaparecidas como las Puertas de Ishtar de la legendaria Babilonia.
Las enormes puertas extraordinariamente decoradas son las auténticas y se exhiben en su imponente tamaño original.
La Isla de los Museos es realmente una isla que está rodeada por las aguas del río Spree, que cruza el centro de Berlín. Alberga cinco prestigiosos museos: el Museo de Pérgamo (Pergamonmuseum), el Museo Bode (Bode-Museum), el Museo Antiguo (Altes Museum), el Museo Nuevo (Neues Museum) y la Antigua Galería Nacional (Alte Nationalgalerie).
“La verdad es que no me esperaba algo así en Berlín”, dijo Sara, una turista española, quien reconoce que el ambiente más modernista de la ciudad contrasta en forma rotunda con esta parte de Berlín.
“Me ha gustado mucho”, añadió la ingeniera de caminos, quien aseguró que “sobre todo la puerta del mercado de Mileto, es muy bonita y espectacular”.
Sara, no obstante, se lamenta de que el altar de Zeus, la principal obra del Museo de Pérgamon, se encuentre en restauración y su visita en estos momentos no sea posible. La sala donde se encuentra el altar permanecerá cerrada hasta 2019.
La Isla de los Museos tiene a sus espaldas una gran historia. En 1830 se fundó el primero de los cinco museos, el Museo Antiguo, situado junto a la catedral protestante de la ciudad, el magnifiscente Deutscher Dom.
Antes incluso de la unificación de Alemania (1871), el rey prusiano Federico Guillermo II decidió abrir esta institución como forma de acercar la cultura a sus súbditos, pero también con el objetivo de fomentar el espíritu nacional. La construcción, de corte neoclásica, corrió a cargo de Kark Friedrich Schinkel, un destacado arquitecto del siglo XIX prusiano.
El resto de museos se construyeron durante las siguientes décadas, hasta que en 1930 se colocó la última piedra del Museo de Pérgamon, con el que se cerró la serie de cinco museos.
Como prácticamente toda la ciudad, la Isla de los Museos sufrió grandes destrozos durante el final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Primero bajo el control de la soviética República Democrática Alemana y, sobre todo, tras la caída del bloque comunista y la reunificación del país germano, la Isla de los Museos consiguió finalmente recobrar todo su esplendor de la mano de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano (Stiftung Preussischer Kulturbesitz).
La Unesco incluye a la Isla de Museos desde 1999 en la lista de Patrimonio de la Humanidad.
Hoy, localizada entre otros dos puntos simbólicos de la ciudad, la Puerta de Brandeburgo y la torre de la televisión de Alexanderplatz, la Isla de los Museos es una de las visitas obligadas para los turistas de Berlín. Y no solo para los amantes del arte.
“En días calurosos como el de hoy, es muy agradable sentarse y descansar a la sombra en este jardín”, explicó Steven, un joven abogado de Estados Unidos, sentado en el césped frente a la imponente fachada de la Antigua Galería Nacional. “Incluso para personas que no nos interesa mucho el arte, este lugar es muy interesante. Solo por ver el busto de Nefertiti merece la pena venir”, añadió.
En cualquier día soleado es fácil encontrar en este punto de la ciudad a numerosos berlinseses y turistas disfrutando de un paseo, mientras artistas callejeros tocan la guitarra u otros instrumentos menos habituales como el arpa.
“Además de museos hay muchas zonas verdes, y al otro lado del río hemos visto también muchas terrazas donde poder tomar una cerveza o un refresco y disfrutar del buen tiempo”, apuntó Camille, una estudiante de Economía de París, de visita con otros compañeros de la universidad.
Entre las paredes de los museos de este conjunto arquitectónico y cultural, el visitante se puede sumergir no solo en las civilizaciones clásicas de Grecia y Roma, sino también del Antiguo Egipto, del Imperio Bizantino y la menos conocida pero igual de importante cultura etrusca.
Además los amantes de la pintura y la escultura podrán disfrutar al máximo de su pasión en la Isla de los Museos. La Antigua Galería Nacional alberga una gran colección de artistas tan importantes a nivel mundial como Caspar David Friedrich, Edouard Manet o Auguste Rodin.
“Recomiendo la visita a cualquier persona que venga a Berlín”, concluyó Luis, un español de viaje con la familia, poco después de haber disfrutado del Museo Nuevo y el Museo de Pérgamon.