Las carreras de autos a escala causan sensación en Buenos Aires (Argentina), donde una impresionante pista de 74 metros de largo ubicada
en el barrio de Villa Crespo atrapa el interés de aficionados que disfrutan con entusiasmo de un juego que los traslada a su niñez.
Abogados, ingenieros, empleados administrativos y jubilados se hacen presentes como si de un ritual se tratara, en el local de Añe Slot, donde funciona la única pista gigante del histórico "Scalextric" en Buenos Aires.
El responsable del lugar es Alberto Marcolongo, un apasionado del juego de Slot.
"Estamos acá hace 15 años. Es una pista del típico 'Scalextric', pero un poco más grande, tiene 74 metros de recorrido, seis vías, y la gente puede venir acá a usar las pistas. Hacemos competencias, organizamos torneos de distintas categorías", contó Marcolongo a Xinhua.
"Trabajaba en empresas, en relación de dependencia en (el área de) Recursos Humanos, un día dije 'bueno, a ver si pongo algo propio' y pensé que lo mejor era poner algo de lo que yo sabía, y bueno, es el hobby de toda mi vida, y a raíz de eso estamos hoy acá", rememoró.
El juego fue inventado en 1952 por el ingeniero británico Fred Francis, quien lo llamó Scalex. Eran autos a cuerda enganchados a una pista con un resorte. Luego les agregó un motor eléctrico y así surgió la palabra "Scalextric".
Los elementos básicos para participar son un auto propio, un pulsador y tener el entrenamiento necesario para saber cuándo acelerar o frenar, según la fuerza con la que se aprieta el pulsador.
La primera pista de "Scalextric" llegó a Argentina en los años 60 del siglo pasado, poco después de su creación en el Reino Unido.
"A los pocos años se comenzó a fabricar acá en el país la pista de 'Scalextric' y la actividad continuó siempre, desde los años sesenta, nunca terminó", destacó Marcolongo.
El hombre dijo que al lugar que creó hace ya 15 años concurre "todo tipo de público: chicos, grandes, varones, mujeres. Tenemos chicos de tres años, que ya andan en las pistas, hasta hombres de 60, 70 años, que siguen andando".
Uno de los asistentes habituales a Añe Slot es Guillermo Vivanco, un ingeniero de 57 años que además de disfrutar del juego, colecciona autos a escala de todas las categorías y de todos los tiempos.
"Llevo unos cuantos años en esto, empecé a los ocho, nueve años, y conozco este lugar desde hace 15 (años)", recordó Vivanco, que confesó haber estado vinculado a la actividad durante toda su vida, excepto un período en el que se concentró en el estudio.
"No pude dedicarme a 'full'. Ahí dejé la actividad por un tiempo y después, cuando tuve la oportunidad de encontrar la pista, volví a la actividad. Es algo que se hace con pasión, no solo compito, también soy coleccionista y hago las dos cosas que comprenden el hobby. Muchos lo toman como un cable a tierra y yo lo tomo como un trabajo más", admitió.
Añe Slot está ubicado en la avenida Scalabrini Ortiz al 800, donde se puede correr sin necesidad de reserva previa. Quienes concurren pagan una tarifa según el tiempo que jueguen, y que van desde los cinco a los 30 minutos. Las carreras tienen una inscripción aparte.
Entre productos como bencina para evitar que el vehículo se trabe en el recorrido, aceite, ejes de titanio, pequeños neumáticos y carrocerías a escala, Augusto Di Marino también contó a Xinhua sobre su afición.
"Empecé cuando era un pibe (niño), a los 13, 14 años. En los años sesenta dejé porque uno va cambiando de hábitos. Retomé acá en 2009, empecé a venir a las carreritas. Fue venir y tener un déjà vu, otra vez hacer lo que estaba haciendo y creí que no existía más", dijo.
El hombre consideró a la actividad como una "vía de escape". "Es un entretenimiento. Esto en general no termina acá, porque después vas a tu casa y preparas el auto, que lleva un trabajo. El trabajo hace que fuera de acá tengas un entretenimiento, un pasatiempo", subrayó.