Hay lugares en España que renacen con las nevadas. Dos de ellos son Manzaneda, en Ourense, y Pedrafita, en Lugo. La 'capa blanca’ convierte a estas zonas en un auténtico destino familiar y de amigos.
Dice el refrán que año de nieves, año de bienes. Es el deseo de estos ayuntamientos del interior gallego, que no recuerdan haber visto en los últimos años una nevada igual a la vivida en este inicio de 2021.
Los moradores de estos lares sienten que han resucitado. Al menos, durante unas cuantas jornadas. No en vano está previsto que tal fenómeno meteorológico, motivado por la entrada de una masa de aire muy fría, se mantenga hasta después de la festividad de Reyes.
En el caso de la provincia lucense, este clima ha insuflado optimismo a un sector que vive directamente de la nieve y que se ha visto especialmente golpeado por la pandemia del coronavirus.
Enclavados en plena zona de paso del Camino de Santiago, empresarios de Pedrafita do Cebreiro mantuvieron durante meses clausurados sus negocios a causa de la covid-19.
Las restricciones dictadas por las autoridades sanitarias y las limitaciones de movilidad dejaron a la zona sin peregrinos. En 2020, las cancelaciones de viajeros procedentes de otros países que cada año se convierten en 'romeros’ de una histórica ruta fueron una constante.
Ahora, el frío ártico ha devuelto la ilusión a este gremio.
“Quizá el hecho de que no hubiese contaminación ha favorecido que haya venido la nieve cuando tiene que venir”, reflexiona en una conversación con Efetur José Manuel López, desde 'Grial’, una pequeña casa de turismo rural enclavada en la zona del Cebreiro.
Varias personsa caminan entre la nieve de la localidad lucense de O Cebreiro. Efetur/Eliseo Trigo “La gente que puede salir porque no está afectada por el cierre perimetral ha aprovechado para venir y disfrutar de la nieve”, comenta este empresario, que estos días tiene el alojamiento casi completo.
Después del “duro golpe” sufrido el año pasado por la falta del “peregrino extranjero”, López agradece la “afluencia” de numerosas familias gallegas “que no están confinadas”.
José Antonio Iglesias, gerente de un albergue situado en el Alto do Poio (en Lugo), comenta en cambio que, por el momento, todavía tiene “poco movimiento” pese a que hay “bastante nieve”.
En su caso, las expectativas no son nada halagüeñas porque “mucha gente no se atreve a pernoctar”. Es lo que observa.
Este propietario estaba acostumbrado, cuando los tiempos eran otros, a que sus instalaciones se llenasen de “peregrinos de Corea, Estados Unidos y de otros países”.
En la otra punta, en el ayuntamiento orensano de Manzaneda, cientos de familias y amigos procedentes de Galicia, pero también de otros puntos de España e incluso de Portugal, han aprovechado para acercarse a este núcleo con todo lo necesario para disfrutar del manto blanco, desde esquís hasta trineos.
Y son numerosos aquellos que se han movido hasta allí con la compañía de sus canes.
Todo ello pese a que la estación de montaña, la única que existe en Galicia, se encuentra cerrada y sin funcionar, circunstancia que provoca malestar entre los alcaldes de la zona.
El alcalde de este ayuntamiento, Amable González, ha trasladado a Efe su “cabreo” por este inconveniente. “Es un desastre”, protesta. Y añade que numerosas personas que se han desplazado a Manzaneda no pueden disfrutar de los servicios habituales de los que disponen las instalaciones ya que “está todo cerrado; no pueden tomar algo ni ir al hotel”.
Con todo, el pensamiento común es que la nieve supondrá más tarde o más temprano un espaldarazo y una oportunidad para los amantes de los deportes de invierno.
Pablo Prada, experto escalador y presidente de la asociación de escaladores orensanos (Asesou), espera cada día con ilusión.
Después de su reciente visita a Pena Trevinca, para este sábado ideó con otro compañero una travesía “con raquetas de nieve” por la sierra de San Mamede, en Ourense.
Otros colegas han ido a los Ancares lucenses para hacer travesía con esquíes.
“Es otra forma de disfrutar de la montaña, con otro clima. Nosotros hoy hemos salido con raquetas de nieve y bastones”, comenta a Efetur un exultante Pablo, que como conocedor de los entresijos de la montaña sabe a ciencia cierta de lo que habla.
La nieve blanda y el hecho de que no haya llovido les ha permitido afrontar la ruta prevista sin problemas. “Estamos acostumbrados”, resume.
Para los menos duchos en el asunto que, pese a ello, se quieran aventurar a realizar alguna ruta, tiene un consejo: “Pueden empezar con las mas fáciles y más bonitas”.
“Hay muchos sitios a los que se puede ir. Lo fundamental es llevar calzado adecuado, ropa de abrigo” y, sobre todo, añade, tener ganas de “disfrutar” de la montaña y, cómo no, de esa esperada capa blanca que cubre como nunca la superficie terrestre.