Durante el periodo vacacional de Semana Santa, el turismo religioso dejará una derrama de 660 millones de pesos, 10% más respecto a lo alcanzado en la misma temporada del año pasado.
Así lo estimó el nuevo presidente de la Cámara de Comercio en Pequeño (Canacope), Gerardo López Becerra, quien proyectó que lo anterior implicará una ocupación hotelera de 50%, la mayor de los últimos seis años, por lo menos.
En este sentido, previó que las tiendas de autoservicio y departamentales captarán 42% de las ganancias; 23% será absorbido por el ambulantaje y 10% por las compras en línea.
Mientras que otro 25% por el comercio establecido, entre los que se encuentran los micro, pequeños y medianos comercios (Mipymes).
Afirmó que en esta temporada las Mipymes de esta capital registrarán un ingreso aproximado de 151 millones 800,000 pesos, y los giros más favorecidos serán artículos deportivos y fotográficos, abarrotes, artesanías, agencias de viaje, hoteles y moteles, así como centros recreativos, venta de alimentos y de artículos religiosos.
De acuerdo con López Becerra, “una de las grandes novedades que se ha confirmado es que la Ciudad de México está recobrando su vocación turística”.
En conferencia de prensa, destacó que la Ciudad de México se constituye como un centro de atracción para el turismo nacional y extranjero.
La razón, explicó, es que paulatinamente se ha modificado la visión acerca del Distrito Federal de una urbe gris, acelerada y fría hacia la consolidación de una gran metrópoli.
Por ello, “saludamos la iniciativa del gobierno del Distrito Federal de declarar como prioridad de las políticas de gobierno a la actividad turística”, agregó.
Para la Semana de Pascua, el dirigente de la Canacope local apuntó que existe la posibilidad que la ocupación hotelera alcance 60%, luego de que en 2012 fue de 57.15 por ciento.
En este contexto, expuso que 3.0% de los afiliados al organismo estiman que este 2013 será “un muy buen año”, en tanto que 58% lo pronostica como “bueno”; 33% lo califica como “regular”, 5.0% lo considera “malo” y ninguno lo calificó como “excelente”.