El 11 de septiembre de 2013, investigadores el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y de la Universidad de Huelva detectaron gracias al programa de observación MIDAS, que vigila la superficie lunar con dos telescopios desde Sevilla y Toledo, la mayor explosión jamás registrada en la Luna, provocada por el choque de un objeto de unos 400 kilos a una velocidad de 61.000 km por hora. El impacto, equivalente a la detonación de unas quince toneladas de TNT, causó un fogonazo largo y brillante que podría haber sido visto desde la Tierra sin la ayuda de telescopios ni prismáticos. Ahora, pasados dos años, podemos ver las imágenes del cráter que dejó el golpetazo.