LIC. JESÚS RAMÍREZ CUEVAS, Vocero de la Presidencia:
"La transparencia genera legitimidad": John C. Maxwell
Finalmente, el domingo se dio a conocer documentación relacionada con la casa gris que en 2019-20 habitaran José Ramón López Beltrán y su esposa, Carolyn Adams; ello fue a través del periódico La Jornada.
Los documentos entregados al diario incluyen la carátula del contrato de renta del inmueble, entre Carolyn Adams (arrendataria) y Lauren Schiling (arrendadora), con fecha de inicio del 16 de agosto, 2019. Le sigue una autorización para transferencia de fondos por cinco mil 600 dólares en favor de la arrendadora, que supone un mes de renta (agosto 15, 2019). Esta última operación se confirma como realizada en el siguiente documento: el estado de cuenta de Adams. El documento final es un cheque de caja por la misma cantidad (agosto 7); debo suponer que fue el mes de depósito.
Tres cosas no acabo de entender.
Primero, ¿por qué no incluyeron en la documentación los pagos de los siguientes meses. Así no cabría duda de que el contrato fue efectivo, no una simulación, para evitar más cuestionamientos.
Segundo, López Beltrán debió tener acceso a esa documentación, ¿por qué tardó tres semanas en presentarla? El tema creció exponencialmente en redes y en medios de comunicación, no porque éstos últimos sean “enemigos de la 4T”, sino por la prédica constante sobre la austeridad que hace el presidente. Aquí reitero que, a diferencia de AMLO, considero que todos tenemos derecho a vivir como mejor nos plazca, si es con dineros bien habidos.
Tercero, siendo que el presidente trató varias veces el tema de la casa gris en las mañaneras, ¿por qué solo divulgar la documentación en un periódico, que por más señas es pro-peje? Supongo que no quiso ser él quien respondiera a muchas preguntas, como las que aquí planteo.
Como sea, la casa gbris ha golpeado la aprobación del presidente. Veamos algunos datos:
De acuerdo con #AMLO-TrackingPoll de Consulta Mitofsky, el manejo caótico de la pandemia llevó a López Obrador a su peor momento, cuando recibió una calificación reprobatoria (46.8, abril 2020). Con todo y la difusión de los videos de Pío López Obrador recibiendo dinero, el presidente regresó a su nivel después de un año.
En noviembre pasado, AMLO contaba con 65.9 de aprobación. Entonces se filtraron videos correspondientes a 2017, donde aparece Alejandro Esquer, su actual secretario particular, haciendo depósitos hormiga en un banco. Esto ya empezó a hacer mella.
A partir de diciembre de 2021, la aprobación del presidente empieza a declinar; en el último mes perdió tres puntos. Si bien aún está en un nivel alto (60.1), ya no parece inamovible cuando se trata de contradicciones moralinas y sospechas familiares.
Seguramente desde Palacio Nacional argumentarán que las élites buscan denostarlo. Pero no olvidemos que, además de esta crisis con la casa de Houston, hay situaciones opacas y problemáticas, como que 70 por ciento de los contratos del gobierno federal han sido por asignación directa.
Siguiendo con Mitofsky, la percepción de que la seguridad está peor (43.3) presenta una tendencia al alza desde hace tres meses, lo mismo que la situación económica (36.4 está peor). Los precios de los alimentos suben constantemente, mientras que el empleo se encuentra precarizado, pues 59 por ciento de la población empleada recibe dos salarios mínimos y el empleo informal es mayoritario (56 por ciento, INEGI). Para rematar, la perspectiva de crecimiento para 2022 es de 4.4 por ciento, por lo que falta un buen trecho para regresar a los niveles pre-pandemia.
La situación se ve bastante mal. La palabra, aunque sea la presidencial, no basta para creer que vamos “requeté bien” y que “no son iguales”.
La congruencia y la transparencia son esenciales…
Investigación: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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