La sobrevivencia del T-MEC

En fin, doña Claudia, que el panorama se ve sombrío y usted tendrá que lidiar con un nativista rabioso y con los excesos

constitucionales de la 4T

DRA. CLAUDIA SHEINBAUM PARDO, PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA:

"Nativismo: ideología extrema que protege la identidad nacional frente a amenazas percibidas": Psicología y Mente

Cuando el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, visitó Mar a Lago para reunirse con el presidente electo, Donald Trump a fin de suavizar la relación, se tomó un poco a broma de mal gusto aquello de que el país de la hoja de maple debería convertirse en el estado 51 de la Unión Americana. Pues no era broma.

En reciente entrevista que míster Trump concedió a NBC, reiteró de lo más en serio que México y Canadá deberían anexarse a EUA si querían seguir contando con los subsidios que reciben. Vaya petulancia. Habló de que a nuestro país se le otorgan 300 mil millones de dólares (mdd) y a Canadá unos 100 mil mdd a través de los mecanismos del T-MEC.

No sé de dónde sacó tales cifras y no me extrañaría que formara parte de la posverdad que como buen populista suele manejar; ya sabe, doctora Sheinbaum, es de la escuela de los que tienen otros datos. No hay manera de sacarlo de su esquema mental basado en la confrontación y la sumisión del otro, mientras usted habla de unidad entre México, Canadá y Estados Unidos a fin de que América del Norte se consolide “como una región económica que avance cada vez más (y como) única forma de enfrentar con éxito la competencia económica y comercial con China”.

Mire, señora presidenta, el T-MEC ha tenido muchos beneficios para las partes, pero no siempre nuestro país ha sido el más favorecido. Desde la firma del T-MEC en 2020, la región se ha erigido como una de las más atractivas para la inversión extrajera directa; sin embargo, EUA ha recibido 311 mil millones de dólares (mdd), seguido por Canadá con 50 mil millones mdd, mientras que a México solo han llegado 37 mil mdd. Por cierto, en el mismo período, a Brasil han llegado 60 mil mdd y sin tratado alguno, así que algo está haciendo mal nuestro país.

Por ello, convendría que le echara un ojo al reporte perparado por el Wilson Center área México (WC-M), bajo el título El próximo presidente de los Estados Unidos. Retos y recomendaciones para la relación México-EUA. Uno de sus puntos nodales es que su próxima revisión sea aprovechada “como una oportunidad para buscar mejoras que garanticen tanto la credibilidad como la longevidad del T-MEC”. El WC-M plantea como otro elemento nodal resolver los desacuerdos dentro del contexto más amplio que significan los beneficios del Tratado.

Como usted recordará, el presidente electo trae entre ceja y ceja la producción de autos en México que se exportan a EUA. Lo cierto es que hace dos años un panel dictaminó que los alegatos estadounidenses sobre las reglas de origen automotriz eran inconsistentes con el T-MEC. Donde la situación es la inversa es con el maíz genéticamente modificado, cuya importación a nuestro país fue negada por la pasada administración, pero sin probar que su consumo signifique algún daño a personas o animales. El punto aquí es que cada país se comprometa a respetar las resoluciones de los paneles, independientemente de las convicciones ideológicas.

Hay un tema que definitivamente causa erisipela tanto a Trump como al Congreso: China. Al respecto, el WC-M sugiere que los tres socios comerciales definan conjuntamente las “líneas rojas” sobre las inversiones y el comercio con el país de oriente, porque lo cierto es que los tres tienen vínculos comerciales con el gigante de Oriente.

Tal definición debería ser complementada por un reforzamiento de las cadenas productivas en Norteamérica, a fin de contrarrestar la influencia China, sobre todo en industrias clave como los semiconductores y minerales críticos, cuya escasez pondría en jaque a las tres economías, como ya lo vimos durante la pandemia. De esa manera, se podrían acotar las andanadas de míster Trump sobre nuestra relación con el país de Oriente y todos sabrían a qué atenerse.

Otro tema de gran preocupación para EUA, según los analistas del WC-M, son las recientes reformas constitucionales llevadas a cabo en México. El reporte se preparó ante de que fueran un hecho consumado, pero de todas maneras conviene mencionarlas porque serán las cartas que nuestro vecino jugará para presionarnos. Desde su perspectiva, algunas partes de las reformas “pueden socavar los beneficios a largo plazo del T-MEC” porque “amenazan el marco regulatorio, degradan el clima de inversión y ponen en riesgo el cumplimiento del T-MEC”. Sinceramente, señora presidenta, no tengo idea qué respuesta podrá dar su gobierno a esta argumentación.

En fin, doña Claudia, que el panorama se ve sombrío y usted tendrá que lidiar con un nativista rabioso y con los excesos constitucionales de la 4T.

Con la colaboración de Upa Ruiz

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