Pues muy alarmado llegó uno de mis cuates y me decía casi temblando: “Ya ves, todos los del 68 se están muriendo” y es lo lógico, todos estamos en los años en que la muerte es para esperarse no para compartirse, finalmente, cada uno de nosotros tuvo o tiene su propia visión del mundo y de la vida. Para algunos se hacía la revolución y buscaban
ardientemente estar en las páginas de los medios, se descubría en aquellos tiempos el valor de la publicidad política y de la forma en que el mismo gobierno hacía héroes o villanos a los jóvenes, y algunos, entraron en la carrera del gobierno, no faltaban los que pensaban que serían presidentes o gobernadores y lo alcanzaron, se fueron incrustando en el medio y se convirtieron en altos funcionarios que, por un lado, renegaban del estar, y por el otro, buscaban el entrar en el medio, y de tal fuerza ha sido esto que, en muchos casos, se perdió la visión de quién en realidad era el verdadero represor y se hicieron los chismes y se dieron paso a los medios y a las publicaciones para que se buscaran “culpables” y no víctimas, porque al final de cuentas, los que más despotricaron contra algunos de nosotros no fueron los malosos del sistema sino los que estuvieron en las reuniones con los “representantes del gobierno”: Andrés Caso Lombardo y Jorge de la Vega Domínguez en la casa del rector Barros Sierra, y ahí, hacían los acuerdos que se aprobaron por mayoría en el Consejo Nacional de Huelga para iniciar las negociaciones para lo cual se acordaba: permitir el mitin del dos de octubre en Tlatelolco para informar a los jóvenes que regresábamos a las aulas y se evitaría hacer la marcha de ese punto al Casco de Santo Tomás, que se iniciarían las pláticas para formar las seis comisiones para tratar cada uno de los seis puntos del pliego petitorio, y así las cosas, todos, llegamos confiados en esos acuerdos que se habían logrado y de los que estábamos seguros se respetarían, sin pensar en que, desde el propio palacio, por parte del presidente y del encargado del estado mayor presidencial y del acuerdo de Luis Echeverría y los mandos de la secretaría de gobernación y de la Dirección Federal de Seguridad se planeaba la traición y la matanza, donde se pretendía culparnos a los estudiantes y a los miembros del ejército mexicano que también era traicionado por ese acuerdo que se había desarrollado el día primero de octubre. Así que después de la matanza y de las pendejadas que se generaban, los mismos “dirigentes” cayeron en la trampa y culpaban a otros estudiantes por su radicalismo y por su “traición”, cuando los que dispararon y asesinaron y encarcelaron y persiguieron a los jóvenes fueron los miembros del propio gobierno que no quería dejar testimonio de que una lucha social llegara a tener los resultados como los que estábamos teniendo en el movimiento, y menos, permitir que se les presionara a una negociación cuando por los compromisos de la Guerra Fría con los norteamericanos, los políticos nacionales, tenían un serio compromiso para evitar las movilizaciones sociales en el país, y porque ellos imponían desde el poder, no negociaban, y así, nos asesinaron y se presentaban como víctimas no como victimarios…
Sin duda lo que no se ha investigado de esos tiempos ha sido el juego y papel que desempeñó el Partido Comunista Mexicano en esa enorme traición y de cómo sus cuadros fueron los que encabezaron los puestos y presupuestos en el gobierno, con los partiditos de la “oposición” que se alentaron desde el poder, para dar salida a la crisis y descontento social, así, ahí, vemos a los diputados, senadores y hasta gobernadores y miembros importantes del gabinete en muchos de los “dirigentes[D1] ” que, ahora, son los santones de aquellos tiempos., donde muchos ni siquiera pisaron la cárcel o fueron al exilio, y que bueno que la libraron, porque no hace mejores hombres ni gentes de bien esas experiencias. Hoy 5 de agosto, muere Marcelino Perelló, pueden hablar muchas cosas en favor y en contra de su actuar y de su ser, pero la realidad es que en los momentos determinantes del Consejo Nacional de Huelga actuó y generó lo que él consideraba mejor para su grupo y para su escuela, y lo demás, lo dejamos en el tintero. NO se trata como dice alguno de los “escritores” que queremos recomponer nuestra historia o dar otra versión distinta de lo que hemos hecho, la verdad es que a los 73 años eso nos importa un soberano comino porque lo más importante es saber que estamos limpios y con la conciencia tranquila, y que lo que digan o interpreten nos vale una real y celestial chingada, porque al final de cuentas, los que saben la verdad de lo que ha sido esa parte de la historia del país, saben la postura y la acción de cada uno, y no se pretende evadir el “juicio de la historia”, simplemente queremos decir que estamos preparados por el tiempo y por la reflexión y vida para entregarnos a la muerte si es que es nuestro tiempo, y no andamos buscando ser “héroes”, donde en la historia real, los verdaderos mártires fueron inocentes asesinados por las balas y las intrigas de los políticos mexicanos que no han sido juzgados.
Si bien es para reflexionar la vida y los actos en la misma creo firmemente que no hay más que decir que lo que uno ha venido sufriendo cada día y de cómo sorteamos a las lenguas viperinas y nos encargamos de velar por los que amamos y respetamos en la vida, lo demás, son parte de los tiempos, pero que no se les olvide: los verdaderos asesinos son los políticos de aquellos tiempos y otros que aún siguen en el activo, no se confunda, por la acción visceral de algunos que piensan con las nalgas, en que los victimarios sean las víctimas, porque la realidad es que los jóvenes, todos, actuamos con valor y honestidad, salvo algunos que aún gozan de las mieles del poder y que ayudaron a sostener y a ocultar sus males y sus perversidades… Descanse en paz, Marcelino… total, para allá, vamos todos.