Oficialmente vamos en el día número 19 de la campaña electoral por la Presidencia de la República y por las posiciones en el Congreso de la Unión. Las denostaciones, calificaciones, críticas, noticias falsas vuelan y se incrustan en el inconsciente colectivo. Tirios, troyanos, Atenienses y uno que otro otomano y galés encienden la contienda con dichos jocosos, contestaciones ocurrentes y, sobre todo, enardeciendo el descontento
social.
La gente está cansada de la politiquería que, lamentablemente, caracteriza a las campañas. Dimes y diretes para atacar a los adversarios y así tratar de ser una opción elegible ante los ojos de un electorado al que, por la evidencia presentada, conocen poco y de mala manera. El enojo de la gente es más que obvio y patente. Los mexicanos desprecian todo lo que tenga que ver con la política y los políticos; la falta de condiciones de bienestar y de resultados de políticas públicas eficaces que —dicho sea de paso— son motivo y razón del “mal humor social” que refiere el presidente Peña en esa desafortunada declaración durante la presentación del programa “Viajemos todos por México” en abril del 2016, hacen que hoy se busque venganza contra el régimen y, sobre todo, de la actual administración.
El fastidio y cansancio de la gente son pieza clave para la predicción de lo que será el resultado de la elección del próximo 1º de julio. Todas las encuestas prevén que los votantes favorecerán al candidato de la coalición “Juntos haremos historia”. Más allá de propuestas y críticas, Andrés Manuel López Obrador es el candidato más radical de las opciones políticas que hoy se presentan ante el electorado y que enarbola la mayor parte del descontento y enojo de la gente.
La habilidad de López Obrador radica, principalmente, en que ha sabido canalizar este enojo popular y acercarlo a su causa. El y su movimiento han tenido la habilidad para apoderarse tanto del desencanto generado por los malos gobiernos de la primera alternancia, como de la indignación propiciada por la corrupción descubierta y documentada durante el presente sexenio. La gente está hastiada de la política y su rumbo; están decepcionados con la democracia y se percibe que el político tabasqueño, es el único que no forma parte de las componendas y acuerdos entre quienes ya han gobernado.
El desgaste de haber ejercido el poder y los pobres resultados de bienestar para la sociedad, han hecho que tanto el PRI como el PAN, pierdan credibilidad ante la sociedad. Hace más de 18 años, se prometió a los mexicanos que, con la sola alternancia, todos viviríamos mejor; sin embargo, como pudimos constatar, esto no fue así. Por el contrario, los resultados de la gestión gubernamental desde la primera alternancia, ya sea en combate a la pobreza, mejora al ingreso o mejores condiciones para el desarrollo, no han beneficiado más que a contados sectores de la sociedad que son evidentemente minoritarios y que no representan el interés general del país.
Hoy —más que nunca— el discurso contestatario y crítico es lo que más atrae a los votantes. Cada palabra que ataque al sistema o frase que coincida con la indignación y el enojo social, siempre serán más que bien recibidas y apoyadas por nuestra sociedad que, mayoritariamente está indignada y enojada con sus gobernantes. Las capacidades, aptitudes y credenciales han quedado atrás. La gente, innegablemente, votará con el estómago y no con la razón, pues de ser el caso, seguramente los diagnósticos de intención de voto serían diametralmente opuestos a lo que son ahora.
@AndresAguileraM.