Alguien topó con la iglesia

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Columna PERCEPCIONES/ La verdad de los de a pie

 

De dominio popular se  volvió la frase “con la iglesia hemos topado” que Don Quijote de la Mancha le comenta a su fiel escudero Sancho Panza. Según expertos en la materia, que sobre la inmortal obra de Cervantes hay muchos,

la acepción de la misma no es la que el “vulgo” le damos, no significa que quien la pronuncia tenga que enfrentar un enorme poder como el que la iglesia ha representado a través de muchos siglos. Para los conocedores la frase es totalmente textual, el Quijote confundió un palacio con la gran construcción arquitectónica que representa una iglesia.

 

No obstante, hoy en día toparse con la iglesia es algo que nadie desea, lo cual resulta paradójico pues a pesar de que nuestro país es enormemente católico, la iglesia ha perdido todos y cada uno de sus enfrentamientos con el estado laico.

 

Desde la consolidación de la república en el siglo XIX, cuando Juárez impuso las Leyes de Reforma, hasta la guerra Cristera, en la que de nuevamente el estado mostró su poder ahora bajo el liderazgo de Plutarco Elías Calles, la alta jerarquía clerical en México siempre es derrotada.

 

Ahora quien a topado con la iglesia es el presidente Enrique Peña Nieto, pues impulsados desde el pulpito por Monseñor Norberto Rivera y a través de los medios por Hugo Valdemar, el Frente Nacional por la Familia convocó a una marcha en contra de las uniones gay.

 

Según sus propios números, iban a cubrir ciento veinte ciudades y sólo alcanzaron setenta y cinco y  aseguran que en total marcharon un millón veinte mil personas, los números oficiales dan una cifra menor.

 

Para los integrantes de esta Agrupación, la iglesia sabe que no habrá un retroceso en cuanto a los matrimonios igualitarios, pues ya la Suprema Corte de Justicia se pronunció al respecto. Su interés real, aseguran, es poner al presidente contra la pared, se dan cuenta que el PRI está acobardado y lo que busca ahora es que prevalezca su agenda.

 

De acuerdo a “Moviimex”, los resultados los apoyan: tenemos siete años de haberse consolidado la figura de los matrimonios igualitarios  y no ha existido ningún problema con ellos ni con la adopción de niños; desde hace nueve años se permite la interrupción de embarazos y contrario a lo que se opinaba, no hay filas de mujeres queriendo abortar ni se hace de manera descuidada.

 

Las dificultades por las que atraviesa la familia existen por la desigualdad imperante, por la mala educación y por la falta de amor. El matrimonio igualitario es un derecho que no dará marcha atrás, eso nos aseguran.